(Miaminews24).- Enfrentarse en una guerra comercial a la Unión Europea y a China, simultáneamente, es una tarea hercúlea incluso para Donald Trump. Por eso, su equipo lanzó un guiño a los europeos antes de Semana Santa, mientras la escalada con Beijing aumenta y coqueteó con la posibilidad de reabrir las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. Pero los cantos de sirena para reintentar el pacto comercial más ambicioso del planeta no terminan de convencer a Europa.
Trump «terminó el acuerdo con los países del Pacífico, pero no el TTIP (Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión)», dijo la semana pasada el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross. Un portavoz comunitario respondió que los contactos continuarán este mes, pero que «debería quedar claro que el diálogo no representa una vuelta al proceso del TTIP». Trump excluyó a los europeos temporalmente de los aranceles al acero y aluminio, y Europa respondió con cautela, porque el showman ha puesto de tope el 1 de mayo para lograr unas metas comerciales que los europeos ignoran.
Europa comparte con Estados Unidos su preocupación sobre la sobreproducción de acero causada por China. La Comisión también expresó su disposición a discutir asuntos comerciales que «preocupan» a ambos socios, mostrando más flexibilidad que en su primera reacción. Pero en la Comisión no tienen apetito por reabrir una negociación del TTIP, que aún ven sin posibilidades. Con esta opción descartada de momento, está por ver qué puede ofrecer la Comisión a Trump para escapar permanentemente de sus aranceles, descritos como injustos en base al argumento de seguridad nacional. El margen de maniobra es estrecho. Incluso si los europeos quisieran complacer a Trump para evitar sus impredecibles embestidas, las reglas de la OMC prohíben ofrecer condiciones ventajosas en algunos productos a países si no media un acuerdo de libre comercio.
Fuente: Economiahoy