Aumenta el misterio por la muerte de la pareja multimillonaria que apareció ahorcada en Canadá

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(Miaminews24).- El asesinato de una pareja canadiense acaparó recientemente los titulares de los medios de comunicación de todo el mundo.

Barry y Honey Sherman eran unos acaudalados empresarios originarios de la ciudad de Toronto, quienes fueron hallados muertos junto a la piscina de su casa el pasado mes de diciembre.

Su muerte ha conmocionado a Canadá. Hasta el primer ministro Justin Trudeau asistió al funeral de la pareja, junto con otras 10,000 personas.

Él tenía 75 años y ella, 70. Y los detalles revelados por la policía esta semana sobre cómo fueron hallados -ahorcados por un cinturón masculino- han profundizado el misterio en torno de su muerte. Sobre todo porque no hay un motivo aparente ni un sospechoso a la vista.

Las autoridades comenzaron a investigar la muerte como un posible “doble asesinato”.

Pero, ¿quiénes eran Barry y Honey Sherman?

En un libro de memorias que nunca fue publicado, Barry Sherman -quien era considerado el decimosegundo hombre más rico de Canadá- escribió: “Siempre fui consciente de mi mortalidad”.

Esas reflexiones, que se hicieron públicas por un caso judicial, revelan la personalidad de un hombre con profundos pensamientos que no creía en Dios, sino que el libre albedrío era una ilusión y la vida no tenía “sentido o propósito“.

Ahora, esos escritos ofrecen una visión de la intimidad de esta pareja y aportan datos que quizá permitan esclarecer su muerte.

Hasta ahora, las autoridades no han dado el nombre de ningún sospechoso y menos aún un motivo detrás de los presuntos asesinatos.

Los Sherman eran una pareja bastante conocida entre la mayoría de los canadienses, por un lado debido al emporio que había fundado Barry, Apotex Inc., una empresa farmacéutica de drogas genéricas, y por otro lado por sus generosos aportes a la caridad.

En su funeral, uno de sus hijos afirmó que ambos eran como el “yin y el yang”.

“Ellos conformaban un círculo que incluía todo lo que importa para un ser humano. Ninguno de los dos era perfecto, pero juntos eran una pareja equilibrada y excepcional”, dijo Jonathan Sherman.

Barry se confesaba “un adicto al trabajo”, alguien que se ocupaba de los asuntos laborales incluso en las vacaciones.

También era un ateo enardecido, un hombre de negocios agresivo y un padre amoroso pero a menudo ausente.

Mientras que Honey era una mujer cálida, “el imán” que mantenía a la familia unida, una amante de las fiestas que siempre se negó a que un cáncer de garganta o una artritis dolorosa le dañaran un buen momento o interfirieran con su trabajo de caridad.

Se conocieron en 1970 y se casaron al año siguiente. Y tuvieron cuatro hijos.

Apotex

Poco después de la boda, Barry Sherman comenzó lo que sería la base de su imperio económico: Apotex. Una empresa farmacéutica dedicada a la producción de drogas genéricas.

Él había aprendido del negocio de un tío, que tenía una empresa similar. En una entrevista con The New York Times en 2006, Sherman explicó que había hecho “de todo, desde limpiar el piso hasta firmar los cheques”.

Pero su trabajo no ha estado exento de polémica. Sherman se ganó la reputación de construir su imperio manipulando la justicia a su favor y defendiendo sus intereses.

Apotex ha estado involucrada en más de 1.000 casos judiciales en Canadá, en los que usó agresivamente el sistema legal para conseguir las patentes de ciertas drogas.

“Definitivamente es la empresa farmacéutica más litigante en Canadá y probablemente la más litigante en el mundo”, dijo el profesor de leyes de la Universidad de Ottawa Amir Attaran.

“Es justo decir que, por la forma en que hizo negocios, es posible que se ganara algunos enemigos”, agregó.

Los canadienses pagan los precios más altos en el mundo por drogas genéricas. Y para Attaran en eso tienen mucho que ver las prácticas de Sherman para consolidar su empresa.

“Fue un tipo poco ético en los negocios. Sus drogas tenían sobreprecio y eso lo sabían los canadienses”, escribó en Twitter el académico.

Al ser consultada sobre este tema, la empresa Apotex decidió no hacer comentarios.

 

Más problemas

Sherman también estuvo involucrado en algunos casos de larga data y alto perfil público.

En los años 90, Apotex se vio envuelto en un caso de alto perfil por una investigación de una de las drogas que producía la compañía, que había dado resultados negativos.

Cuando la investigadora a cargo, Nancy Olivieri, dijo que ella necesitaba darle a conocer a los pacientes involucrados en los ensayos de la droga los riesgos a los que se sometían, Apotex, que disputaba los resultados científicos, amenazó con demandarla si ella divulgaba esos riesgos potenciales.

Pero Olivieri no se amedrentó y lo hizo. Poco después, Sherman la llamó “loca” en TV, cuando discutía el caso con el programa “60 minutos” de la cadena CBS.

El pasado mes de septiembre, el empresario logró otra victoria legal, esta vez sobre un grupo de primos que lo demandaron por incumplir un acuerdo en el que se les cedía el 20% por ciento de las acciones de Apotex.

Una corte rechazó la demanda, que se acercaba a los US$800 millones, aunque la decisión fue apelada.

Sin embargo, pocos días antes de la muerte de la pareja y tras una batalla legal de una década, a varios de los primos se les ordenó judicialmente el pago a Sherman de US$300,000 por gastos legales.

Varios de ellos le dijeron a la prensa que no tenían nada que ver con la muerte de la pareja, cuando los medios locales comenzaron a armar conjeturas sobre el caso.

 

Filantropía

Una de las razones, esbozada por los medios, por las que la muerte de Barry y Honey Sherman ha causado tanto impacto se debe a su aporte filantrópico.

En vida, ambos donaron millones de dólares a hospitales, organizaciones judías, universidades y entidades de caridad como United Way.

A través de su fundación, Apotex ha entregado donaciones por cerca de US$40 millones, en empeños humanitarios alrededor del mundo como el envío de drogas a Kenya.

Pero lo que más llamaba la atención es que el matrimonio no hacía alarde de su riqueza, a pesar de que era una de las familias más acaudaladas de Canadá.

“Vivimos una buena vida, pero no una vida de excesos“, dijo Honey durante una entrevista con la revista Life, y señaló que le preocupaba la influencia que podría tener tanto dinero en sus hijos, a quienes insistía en criar con cierto “sentido de la realidad”.

También era conocido que Barry conducía sus automóviles hasta que estuvieran listos para ser convertidos en chatarra.

“No le preocupaban las cosas, los objetos. Hacer dinero para él era la forma de mantenerse vivo”, le dijo a la BBC Murray Rubin, uno de los amigos más cercanos de la pareja.

Por ahora, la policía sigue investigando la muerte que ha marcado a la sociedad canadiense… y que todavía sigue siendo un misterio.

Con información de EDNY.

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