(Miaminews24).- Minutos antes de entrar a la sede de una agencia de inmigración en Florida, el mexicano Luis Blanco abrazó a sus seis hijos y a su esposa, que está embarazada. No sabía que podría haber sido la última vez que viera su familia en Estados Unidos.
Blanco, quien entró al país de manera ilegal en la década de los 90, se presentó el martes a la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE) en Tampa acompañado por su abogada Daniela Hogue con la esperanza de salir y reunirse con su familia, como en otras ocasiones.
Pero una hora después fue oficialmente detenido y su abogada ahora dice que la deportación es inminente.
Antes de ello, Blanco declaró a los medios que “honestamente no dormí bien. Es un día muy difícil. Es un día en el que se tomará una gran decisión y no estoy seguro de cómo va a terminar”.
Por ser el único sostén de su familia, durante años el ICE suspendió su deportación por razones humanitarias. Pero su última solicitud le fue negada, informó el miércoles el canal Fox 4.
El hombre, que ha vivido en Plant City dos décadas, fue deportado en 1998 y al año siguiente regresó ilegalmente para buscar trabajo.
“No somos criminales, vinimos a este país a trabajar duro y a brindar un mejor futuro para nuestras familias”, dijo Blanco, quien agregó: “Pido que vean por mi familia, que es bastante grande y yo estoy luchando por ellos”.
Todos los hijos de Blanco son nacidos en Estados Unidos.
Su abogada dice que la única razón por la que cree que le negaron la solicitud esta vez “fue por el gobierno de Trump”, en referencia a los cambios en la política de inmigración.
Rabinos, sacerdotes, pastores y representantes de organizaciones proinmigrantes cantaron y oraron por Blanco en las afueras del edificio federal.
“Lo que está sucediendo aquí es odioso y no es necesario. No necesitamos expulsar a este hombre del país. No necesitamos destruir esta familia”, dijo el rabino Jason Rosenberg.
Fuente: El Nuevo Herald