(Miaminews24).- Varapalo a los fabricantes extranjeros de paneles solares en Estados Unidos. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha anunciado aranceles especiales para las importaciones, sobre todo asiáticas, de placas y células solares, una medida que amenaza a una industria que depende de las piezas fabricadas en el extranjero en el 80% de su suministro.
Tras encontrar una solución temporal al cierre de Gobierno, Trump continúa su cruzada para proteger los intereses de los fabricantes locales. Para ello, Estados Unidos gravará ahora las compras de paneles solares con un arancel especial del 30% durante el primer año de funcionamiento de la medida, que bajará gradualmente al 25%, el 20% y el 15% al cuarto año.
¿Qué consecuencias tiene esta medida? Bloomberg señala que sólo la amenaza de nuevos aranceles ya había provocado el retraso o la cancelación de algunos proyectos en previsión de mayores costes. Así, la Asociación de Industrias de Energía Solar había calculado la pérdida de 23,000 empleos en Estados Unidos durante este año en una industria que da trabajo a 260,000 personas.
Por el contrario, este particular proteccionismo ha animado a los fabricantes estadounidenses en bolsa. First Solar ha llegado a subir en torno a un 9% en el mercado de after hours ante la posibilidad de que multiplique sus ventas tras el encarecimiento de los productos extranjeros. Los instaladores locales también se han sumado al optimismo. Firmas como Vivint Solar y Sunrum también ha registrado avances que superan el 5%.
¿Cuál es el origen de esta medida? El jefe de Comercio Exterior de Estados Unidos, Robert Lighthizer, habría hecho esta recomendación al presidente tras los informes elaborados por la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos, independiente y bipartidista. «La Comisión determinó que los productores estadounidenses habían resultado gravemente dañados por las importaciones y formuló varias recomendaciones al presidente», indicó Lighthizer en un comunicado.
«Las acciones del presidente dejan en claro nuevamente que el gobierno de Trump siempre defenderá a los trabajadores, granjeros, rancheros y empresarios estadounidenses en este sentido», indicó Lighthizer. Con todo, los aranceles aprobados al final son inferiores a la tasa del 35% que esta Comisión recomendó a Trump.
El «grave daño» de la industria china
Las voces empresariales también solicitaban este paso. Así, esta decisión, ya contemplada en las promesas electorales de Trump, ha visto la luz casi nueve meses después de que la estadounidense Suniva, que solicitó protección de bancarrota en abril, y la subsidiaria estadounidense de la empresa alemana Solar World, ya exigían aranceles especiales.
Ambas firmas, entre muchas otras, aseguraban que la avalancha de los paneles baratos fabricados en Asia habían hecho «un grave daño» a la industria local. En particular, afirmaban que se había producido un incremento del 500% en la importación de placas solares en los últimos cinco años, algo que había generado un efecto devastador en los precios. Las compañías denunciaban que casi 30 instaladores de productos fotovoltaicos en Estados Unidos habían cerrado en los últimos cinco años después de que China inundase el mercado con productos baratos.
Así las cosas, esta medida es la última de una larga lista en la que Trump pretende reducir la influencia de las energías renovables, una iniciativa puesta en marcha por su antecesor Barack Obama. A la decisión de sacar a EEUU del Acuerdo de París sobre cambio climático se han sumado en los últimos meses otras medidas para restringir las subvenciones a las energías solar e eólica.
Las lavadoras, también en el foco
Asimismo, las importaciones de lavadoras pasarán a estar gravadas con un arancel especial del 20% en el caso de los primeros 1.2 millones de unidades, mientras que por encima de este umbral el gravamen pasa a ser del 50% del precio durante el primer año, bajando al 18% y 45% respectivamente el segundo año y al 16% para las primera 1.2 millones de unidades y del 40% para el resto en el tercer año.
Esta medida, aplicada con carácter general a las importaciones de lavadoras, responde al litigio abierto entre Estados Unidos y los fabricantes Samsung y LG, a los que la administración estadounidense acusó en 2013 de llevar a cabo políticas ilegales de dumping con su producción en México y Corea del Sur para el mercado estadounidense, tras lo que ambos fabricantes trasladaron su producción a China y más tarde a países como Vietnam y Tailandia.
«Este anuncio pone fin a casi una década de litigios y dará como resultado nuevos empleos en fábricas de Ohio, Kentucky, Carolina del Sur y Tennessee», declaró el presidente de Whirlpool, Jeff M. Fettig, tras conocerse la decisión del Gobierno de Estados Unidos. «Es una victoria para los trabajadores y consumidores de Estados Unidos», sentenció.
Por su parte, Samsung Electronics ha emitido un comunicado en el que señala que la decisión del Gobierno de Estados Unidos «es una gran pérdida para los consumidores y trabajadores estadounidenses», añadiendo que este arancel representa un impuesto sobre cada consumidor que quiera comprar una lavadora. «Todos pagarán más con menos alternativas», subraya la empresa surcoreana.
Con información de EH.
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