(Miaminews24).- Honduras está sumido en una grave crisis política. Ahora solo queda negociar una solución viable, con ayuda de mediadores internacionales, opina Verónica Marchiaro..
Lo que mal empieza, mal acaba. La reelección del presidente Juan Orlando Hernández no tendría que haber sido posible desde el punto de vista legal. Y la oposición, ante los fracasados intentos por impedirla, no debería haberse presentado a las urnas.
Pero eso ya es pasado. Lo cierto ahora es que el país atraviesa una grave crisis política e institucional desde las elecciones del 26 de noviembre, cuya legitimidad sucumbe bajo la sombra del fraude.
Y es que la reelección está prohibida en la Constitución hondureña en uno de sus artículos pétreos. Pero en Honduras ni siquiera hizo falta reformar la Carta Magna. La Corte Suprema, afín al oficialismo, ratificó en 2016 un rebuscado fallo que declaró inconstitucional «la prohibición de postularse a la reelección”.
Los motivos de Washington
La oposición vaticinó que habría fraude. Y según la OEA, hubo tales irregularidades en el recuento de votos que recomendó celebrar nuevas elecciones. Una opción que saludaría la mitad del electorado.
Pero entre tanto Estados Unidos declaró vencedor a Juan Orlando Hernández. Y con eso el oficialismo y la Casa Blanca dieron por zanjada la cuestión. Washington ningunea a la OEA porque no quiere un gobierno conflictivo, como sospecha que sería uno encabezado por el candidato de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla. Y aunque Nasralla no es de izquierda, sí lo es el coordinador de la Alianza, el derrocado presidente Manuel Zelaya.
Estados Unidos levanta el pulgar a Hernández porque extradita a mafiosos, coopera para controlar el narcotráfico y los flujos migratorios. A cambio, Honduras recibe importantes ayudas financieras de Washington, sin las cuales su economía colapsaría.
Diálogo de sordos
La crisis sin embargo está en las calles. Las protestas no cesan desde noviembre, y continuarán, según la Alianza, hasta la asunción de mando el 27 de enero. Ya murieron al menos 30 personas en la represión de las manifestaciones, en las que también fueron agredidos periodistas.
Los llamados al diálogo parecen una conversación de sordos. Hernández convoca a la oposición a conversar para mostrar apertura. Nasralla, por su parte, quiere una negociación solo entre él y Hernández, con un mediador cualificado como el exministro de Defensa, Edmundo Orellana .
Ahora, cinco partido minoritarios de oposición piden que se abandonen de una vez los personalismos y se busque una solución plausible para Honduras. Quizás ahí esté la clave. Dejar a un lado las ambiciones personales y sentar a todos los actores politicos a una misma mesa, bajo mediación internacional. Hace falta generosidad política a estas horas en Honduras. Hernández, aceptando la convocatoria de elecciones anticipadas, y la oposición, sacando a su gente de las calles para evitar más derramamiento de sangre.
Fuente: DW
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