¿Los Everglades realmente se están hundiendo?

1657

(Miaminews24).- Los científicos están tratando de salvar los Everglades, mientras la administración de Trump recorta fondos a los programas ambientales. Los primeros experimentan en los humedales  añadiendo agua de mar, para comprobar la posible adaptación de la vida. El Gobierno, entretanto, cree que el cambio climático es una conspiración de algunos científicos perversos.

Según explica Viviana Mazzei, estudiante de doctorado en ecología en la Florida International University (FIU),  una esterilla de perifiton, una simbiosis única de algas, bacterias y demás microorganismos que forman la base de la cadena alimentaria de los Everglades, desaparecerán cuando el agua salada las cubra.

Para ella y su equipo, es urgente realizar investigaciones que ayuden a salvar la vida que hay en la zona. Tal como declaró la ecologista de la FIU Tiffany Troxler, a Univisión, «los Everglades son un tesoro mundial, y quisiéramos que las personas sigan viniendo para disfrutar de ellos por muchos años más».

El implacable mar

La subida del nivel del mar, causada por el cambio climático, es hoy el peor enemigo de los Everglades. Según los científicos, su desaparición bajo el agua salada está más cerca de lo que pensamos.

Pero este enorme pantanal, enfrenta más amenazas. Según revela un trabajo realizado por  Univisión, «la subyugación de los Everglades ha logrado un ecosistema vuelto un desastre». Explican que su antigua extensión se ha reducido a menos de la mitad, recibe solo la tercera parte del agua dulce que antes recibía, la mayoría de sus humedales se encuentran demasiado secos.

Además, «el censo de aves, peces y reptiles nativos ha disminuido escandalosamente, sobreabundan las especies invasivas, los brotes de algas tóxicas ya son una tradición veraniega y las llamadas «zonas blancas» -enormes extensiones de vegetación seca- salpican el panorama del humedal más grande de Estados Unidos».

El mismo trabajo indica otros problemas que enfrentan los Everglades: los problemas ecológicos derivados por la urbanización y el drenaje artificial.

Sin embargo, en este momento, la amenaza que más preocupa a los científicos es la subida del nivel del mar.

Desde 1930, los niveles del mar en el Sur de Florida han subido casi 30 centímetros.  Y mientras el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático pronostica una subida global de 1 metro más durante este siglo; la Administración Nacional para el Océano y la Atmósfera pronostica una subida de hasta 2 metros.

Hal Wanless, geólogo de la Universidad de Miami, quien ha pasado 50 años documentando los últimos 18.000 años de cambios en el nivel del mar en el Sur de Florida, ha dicho a Univisión que  las acciones del gobierno son demasiado bajas, porque el  derretimiento se acelera.
 

El poroso Sur de Florida 

El Sur de la Florida es plano, bajo y está sobre roca firme porosa. Eso lo hace extremamente vulnerable a los impactos de la subida del nivel del mar. Es de hecho, el litoral más vulnerable del planeta.

Así por ejemplo, Cape Sable, una solitaria extensión de humedales, manglares y playas de arena blanca en el extremo suroeste del Parque Nacional Everglades,  ya ha cedido al mar centenares de metros de su orilla. Y esto da una idea de lo que viene.

Según Steve Davis, un ecólogo de la Fundación Everglades, esas tierras tienen altos contenidos de turba orgánica, y a medida en que esas tierras son expuestas a la sal, «la balanza se inclina hacia un rápido deterioro».

 

Sin agua dulce  

Si los Everglades se hunden bajo el mar, no solo perecería la vegetación y la fauna propia de los humedales, sino también se tornarían salobre las aguas que se consumen en Miami. Como lo dijo  Troxler a Univisión: «Solo si podemos mantener unidos esos humedales podremos proteger la calidad del agua».
Ya hay pozos en el Sur de Florida que se han contaminado con el agua de mar y con 20 centímetros más de subida del mar, más de la mitad de las estructuras para controlar inundaciones quedarían inutilizadas.

 

evergladesadventuretours.net
Más daños 

A los nocivos efectos del cambio climático, habría que sumar la «política» ambiental del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Según reveló a finales de agosto de 2017 el MiamiNewTimes, un informe publicado por el Fondo de Defensa Ambiental (EDF), organización sin fines de lucro, deja al descubierto exactamente cómo Trump, con el director de la Agencia de Protección Ambiental, Scott Pruitt, planea dañar severamente el sur de la Florida y los Everglades.

El informe indica que la administración Trump pretende cortar un programa específico: la Iniciativa Geográfica del Sur de la Florida. Este programa ha ayudado durante los últimos 25 años, a las comunidades locales,  a eliminar los tanques sépticos y los fosos tóxicos que fluyen hacia los Everglades.
«Los datos de la Iniciativa fueron clave para un acuerdo judicial de 2012 que proporcionó $ 880 millones para proteger a los Everglades contra la contaminación», advierte el informe.

El programa también controla los niveles de fósforo y  mercurio en los Everglades, con lo cual su suspensión, supondría un aumento notable de los niveles de contaminación.

Las soluciones 

Durante décadas, los conservacionistas expusieron la necesidad de restaurar el flujo de agua que venía desde el norte para contrarrestar la subida del nivel del mar. Gracias a ello se realizó el Puente Tamiami.

Pero esta construcción apenas es una parte de lo que se necesita para solucionar los problemas de las aguas de los Everglades, porque hay que aplicar soluciones de ingeniería más complejas y costosas para que a la zona llegue suficiente agua dulce desde el Lago Okeechobee.

Para hacer posible esto, se formuló el Plan Comprensivo para la Restauración de los Everglades (CERP) en el año 2000. El CERP, dirigido por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército,  quiere restaurar los humedales reintroduciendo las aguas donde necesitan estar. Pero 17 años después sigue sin completarse y los costos se han disparado.

Sin embargo, según declaró Zack Jud, de la Sociedad Oceanográfica de Florida, a Univisión, en lugar de canalizar las aguas desde el Lago Okeechobee hacia la costa, lo que se necesita es dejar «que esas aguas fluyan por entre las ciénagas que sirven para filtrarlas de manera natural, de modo que ya cuando llegan al sur están lo suficientemente limpias como para introducirlas en los Everglades«. Para ello, la propuesta es la adquisición de las tierras que quedan al sur del Lago Okeechobee, en lo que se conoce como el Área Agrícola de los Everglades (EAA).

Finalmente, es importante valorar que más allá del valor ecológico que pueda tener este enrome reservorio natural, mantener sanos a los Everglades sanos podría no solo evitar que las aguas dulces de Florida se hagan no aptas para consumo, sino que podría frenar el avance del nivel del mar, o al menos enlentecerlo. Aunque para ello deban invertirse aproximadamente unos 350 millones de dólares anuales.

Fuente: Miamidiario