(Miaminews24).- Trump manifestaba durante su campaña presidencial que la inclusión de China en la Organización Mundial de Comercio (OMC) había propiciado el cierre de 50,000 fábricas en EEUU. Por lo tanto, en su criterio, debería penalizar a las importaciones chinas por mantener artificialmente devaluada su moneda, algo que sin duda, favorece sus exportaciones. Esto es, si un importador norteamericano con $100 compra 100 sandalias en China, al perder el yuan un 20% de su valor, con los mismos $100 el comprador adquiere entonces 120 sandalias. Resultado; los chinos venden ahora más, o sea, aumentaron sus exportaciones.
Para frenar el avance sostenido de China en la economía global y para proteger la fortaleza del dólar, era vital mantener a EEUU formando parte del acuerdo Transpacífico (TPP). Ahora, con la decisión adoptada por Trump, de separar a EEUU del TPP, muchas consecuencias negativas pudieran generarse.
El TPP, que no incluía a China, pretendía comerciar en dólares con 12 países miembros que controlaban el 30% de la producción mundial. El Acuerdo de Asociación Económica Integral (RCEP) que no incluye a EEUU, pretende comerciar en renbimbis (yuanes) con 16 países que controlan el 40% de la producción mundial.
El año pasado, 900 entidades financieras en 70 países hacían operaciones comerciales utilizando como forma de pago exclusivamente el yuan. Tomando en cuenta que los bancos más grandes del mundo son los chinos, que además se expanden vertiginosamente por el mundo a la vez que entorpecen a los bancos norteamericanos que intentan abrir en su territorio, entonces no es de dudar que se cumplan las proyecciones establecidas que estiman en tres años el plazo para que haya hegemonía de la moneda china.
Como sabemos, todas las monedas en el mundo varían con respecto al dólar, o sea, este es el patrón. ¿Que ocurriría si el patrón de intercambio de divisas deja de ser el dólar? Pues el comercio internacional sería un caos y la especulación en el cambio sería el rey. Como consecuencia, la verdadera creación de riqueza, que es la manufactura, caería a un segundo plano, elevando el desempleo mundial en forma galopante debido a que las fuentes de trabajo serían cada vez menores, basado en que la burocracia sería el mejor negocio entonces.
Los chinos mantienen la estrategia que mientras los norteamericanos nos quedamos con las marcas y diseños, ellos se quedan con la producción. A través de los años las plantas industriales en EEUU, al no utilizarse, quedaron obsoletas. Su reactivación requiere una inversión de capital tan elevada que resulta mejor continuar fabricando en China.
Trump en la actualidad se ha percatado que insistir en desatar una guerra comercial con China, sin duda, aumentará el índice de precios al consumidor, es decir, el precio de todos los artículos en EEUU será mayor. Además está el factor geopolítico: ahora, más que nunca, Trump necesita a China como aliado contra la amenaza de Corea del Norte.
De igual forma, Trump finalmente ha entendido que aumentar el arancel a los productos mexicanos y entorpecer el Tratado de Comercio de América del Norte (NAFTA), también aumentaría el costo de la vida en EEUU.
No todo es negativo. La mayoría de los economistas coinciden en que el circulante en manos del público debe aumentar. Esto se hará realidad eliminando algunas de las restricciones que actualmente limitan a los bancos para conceder préstamos. Para nadie es un secreto que ahora mismo sigue siendo una misión onerosa tratar de obtener un crédito bancario. Alrededor de un 90% fracasan en el intento.
En la Venezuela de los 70, bajo el mandato del extinto presidente social demócrata Carlos Andrés Párez, se instauró el decreto 21. Dicho decreto consistió en la obligatoriedad de mantener un personal fijo, solo para la limpieza de los baños y el manejo de ascensores. En una Venezuela “Saudita”, que nacionalizó la industria del hierro y del petróleo, esta técnica permitió alcanzar el pleno empleo. Desde luego, en EEUU su aplicación sería solo para el sector público, pero aun así, miles de empleos pudieran crearse de esta forma.
Nosotros vaticinamos un crecimiento económico en los dos primeros años de Trump, pero un decaimiento de la economía en su etapa final, a menos que:
-Los capitales norteamericanos que regresen al país, sean invertidos en abrir nuevos negocios para crear empleos y no solo sean colocados en la Bolsa.
–Que el producto de las rebajas de impuestos promulgado por Trump, actúe en la misma forma anterior.
De no cumplirse estos dos pasos, la otra forma de sobrellevar la economía sería haciendo una guerra, algo que evidentemente, muchos no queremos.
Economista y periodista.
Benjamín F. DeYurre en Twitter: @DeYURRE