Las estanterías vuelven a estar vacías en algunos supermercados de Estados Unidos por culpa de ómicron; que está causando numerosas bajas de personal, que coincide con nuevos problemas en la cadena de suministros.
«No he encontrado todo lo que he venido a comprar; algunas estanterías estaban vacías, quería ‘kleenex’ y algunas cosas para limpiar, pero no había»; lamentaba este viernes Anne, una vecina de 50 años de Washington DC, en declaraciones a Efe en la puerta de un supermercado.
Dentro del local parecía que había pasado un huracán por la sección de fruta y verdura, y encontrar carne de ternera o pollo era una quimera; aunque sí que había papel higiénico, que brilló por su ausencia al inicio de la pandemia.
A unos pocos kilómetros, en otro supermercado del centro de la capital estadounidense las estanterías estaban repletas de productos.
PROBLEMAS QUE VIENEN DE ANTES
Desde la Consumer Brands Association (Asociación de Marcas de Consumo), que representa a nivel nacional a compañías de alimentos embalados; bebidas y de productos para el hogar y de cuidado personal; la vicepresidenta de Investigación y Comunicación, Katie Denis, explicó a Efe que estos problemas vienen de antes.
En ese sentido, recordó que la industria de los bienes empaquetados ha afrontado a lo largo de la pandemia dificultades en la cadena de suministros; lo que ha hecho que esta se debilite y «no ha dejado margen para que el sistema maneje disrupciones; como las tormentas invernales o la variante ómicron».
«Eso ahora se muestra en estantes escasamente abastecidos para los consumidores», indicó Denis; quien puntualizó que lo que ocurre en la actualidad es «una escasez de mano de obra, no una escasez de comida».
En sus contactos con ejecutivos de la industria, su asociación ha podido saber que las compañías se están resintiendo de un alto absentismo laboral debido a ómicron; lo que coincide con los esfuerzos para hacer nuevas contrataciones y cubrir 118.000 vacantes en el sector de los productos de consumo empaquetados.
«Desafortunadamente, solo hemos añadido 1.600 trabajos el mes pasado», señaló Denis.
Y es que a ómicron se ha sumado, aparte de las tormentas invernales, lo que se ha venido a llamar «la gran dimisión»; el abandono voluntario por parte de muchos trabajadores de sus puestos de trabajo durante la pandemia.
Tan solo en noviembre, según datos del Departamento de Trabajo de EE.UU., el número de personas que dejaron sus empleos de forma voluntaria subió a 4,5 millones; lo que medios especializados indican que es una señal de que los estadounidenses cada vez tienen más confianza en que pueden encontrar mejores oportunidades laborales.
No es la primera vez que se han visto las estanterías vacías en los supermercados de EE.UU. durante la pandemia: al principio de la misma; en marzo de 2020, hubo la escasez de papel higiénico, pasta, harina y otros productos; mientras que en octubre y noviembre pasado se produjo un gran embotellamiento en la cadena de suministros.
El profesor de Práctica de la Cadena de Suministros de la Universidad de Siracusa Patrick Penfield detalló a Efe que en EE.UU. las tiendas de alimentos compran en el mercado local sus productos porque muchos son perecederos; y así recortan el tiempo necesario para que un artículo esté en su stock.
En olas anteriores de la pandemia, el virus se esparció de forma diferente; ya que afectaba más a unas partes que a otras del país y era a un ritmo diferente; por lo que era más sencillo adaptarse y conseguir productos de otras zonas.
ÓMICRON ES ALGO QUE NO SE HA VISTO ANTES
Penfield destacó que ómicron es algo que no se ha visto antes, debido a lo contagiosa que es: «Está atacando a todo EE.UU. al mismo tiempo; por lo que las tiendas de comestibles y los productores de alimentos están lidiando con empleados que se están enfermando o que piden hacer cuarentena».
En paralelo, la falta de personal afecta a la cadena de suministros porque EE.UU. no está siendo capaz de producir tantos alimentos como necesita y; además, no hay gente suficiente para repartirlos y reponerlos en las estanterías, debido a ómicron.
Pese a estos problemas, el experto auguró que la situación actual no van a durar mucho, «probablemente un par de meses».
«Vamos a ver situaciones en que algunas áreas del país tendrán las estanterías llenas y en otras faltarán cosas; pero creo que hacia finales de febrero podremos ver que se vuelve a la normalida; siempre y cuando no haya otra variante (del virus) o no tengamos eventos climatológicos catastróficos», dijo Penfield.
Para poner punto final a este panorama, Denis consideró que es necesario que «los líderes de Washington» se centren en acciones de gran impacto.
«Los problemas de la cadena de suministro no se pueden desviar como un problema vacacional y no terminan en los puertos»; apuntó la experta; en referencia a las medidas adoptadas por el Gobierno.
En el corto plazo, afirmó que es «esencial» que se apoye a los trabajadores para que la cadena de suministros siga funcionando; como facilitarles el acceso a tests de covid-19 y con recomendaciones claras sobre la cuarentena si se contagian.
En la última semana la confusión ha cundido entre los estadounidenses por las directrices, en algunas ocasiones poco claras; ofrecidas por las autoridades sanitarias sobre cuánto tiempo hay que recluirse en casa si se da positivo; después de que los Centros de Control y Prevención de Enfermedades aconsejaran reducir la cuarentena a cinco días.
Denis agregó que a largo plazo habría que aumentar la capacidad del transporte; por carretera y la visilibilidad de la propia cadena de suministros para identificar los puntos débiles; antes de que haya escasez, «y aquí el Gobierno federal tiene un papel crítico».
Con información de: El Comercio / Foto: Cortesía.
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