Vecinos bailan en los techos para levantar el espíritu en Albania

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Mientras el canto retumbaba entre los edificios de la ciudad costera albanesa de Durres, las familias salían a sus balcones, aplaudían en las ventanas y bailaban en los techos.

El grupo de cantantes que recorren el puerto de Durres se encuentra entre las pocas personas de Albania que tienen un permiso especial para salir durante las horas de confinamiento.

Cada noche antes del atardecer, sus integrantes van a un vecindario diferente de la principal ciudad portuaria de Albania, acompañados por una escolta policial y altoparlantes, para dar un concierto improvisado a las familias encerradas en los edificios de apartamentos circundantes.

El concierto del martes por la noche, el quinto hasta ahora, duró 90 minutos y sus cantantes, que usaron mascarillas faciales, se turnaron para interpretar canciones tradicionales con un micrófono envuelto en plástico. Los vecinos aplaudieron con guantes de goma y algunos pasaron por alto las reglas brevemente para bailar en la calle cerca de la puerta de sus casas.

Los residentes describieron el interludio musical como una bendición para una ciudad que está viviendo uno de los aislamientos más estrictos de Europa y que se recupera de un terromoto que provocó la muerte de 24 personas hace menos de cinco meses.

“Maravilloso, me olvidé de todas mis ansiedades”, dijo Aishe, de 60 años. La mujer bailó con un brillo especial en sus ojos, sosteniendo su teléfono para mostrarle el concierto en vivo a su hijo, que está confinado en la vecina Kosovo debido a que el terremoto volvió inhabitable su casa en Durres.

Para detener el coronavirus, Albania ha ordenado a todos los vecinos que se queden todo el tiempo en sus casas, excepto los días de semana entre las 5 de la mañana y la 1 del mediodía, cuando pueden registrarse en una aplicación para ir a hacer sus compras, salvo que estén jubilados.

En esta época del año, Durres estaría recibiendo a los turistas que visitan una de las playas más extensas del Adriático y llenan de vida sus muchos bares.

Fuente: Panorama