Lo más probable es que si usted era un delincuente y necesitaba cobrar un cheque de origen dudoso en Miami-Dade fuera a ver a Evelio Suárez.
Como uno de los “banqueros en las sombras” del condado, Suárez operaba tres tiendas de pago de cheques en Hialeah que procesaron más de $150 millones en cheques de clientes de dudosa reputación que no podían hacer la transacción en un banco tradicional, según registros judiciales. Los malhechores operaban esquemas fraudulentos en los sectores de servicios médicos, impuestos e hipotecas, y le pagaban una fuerte comisión por sus servicios.
“El Sr. Suárez era el centro de la red de estafadores” en Miami-Dade, dijo el fiscal federal adjunto Michael Berger al juez federal del caso en la audiencia de sentencia a Suárez el viernes.
Suárez, de 54 años, quien se declaró culpable de confabularse para lavar dinero, fue sentenciado a 13 años de prisión por el juez federal Scola. También le impusieron un fallo de incautación de bienes de $149 millones tras destacar que “participó en importantes empresas delictivas”.
Naturalmente, Suárez, quien está detenido desde su arresto el año pasado, no podrá pagar todo ese dinero al gobierno federal.
“Buena parte del dinero [que ganó] lo gastó en basura”, dijo al juez su abogada defensora, Ana Davide. Pero Davide señaló que Suárez tiene ocho propiedades en el sur de la Florida a nombre de entidades corporativas, que entregará a las autoridades federales. “Cualquier cosa que el gobierno quiera”, dijo.
Suárez, quien enfrentaba una sentencia máxima de 20 años de prisión, tuvo suerte en ser condenado a solamente 13. El fiscal Berger quería ponerlo tras las rejas 18 año años.
En una declaración presentada con su acuerdo de negociación de cargos, Suárez admitió que pagó más de $100 millones en cheques fraudulentos entre 2013 y 2015 para delincuentes que estafaron al Medicare, el Servicio de Rentas Internas y bancos hipotecarios.
Pero el cálculo fue una cifra menor para propósitos del acuerdo de negociación de cargos. El FBI, en una denuncia penal presentada con el arresto de Suárez en junio de 2018, colocó la actividad fraudulenta en casi $500 millones.
Los tres locales de cambio de cheques cobraban cargos extraordinarios, de entre 10% y 30%, en dependencia del tipo de actividad ilícita que “permitía a los delincuentes ocultar su participación en las ganancias del fraude”, según la denuncia penal del FBI.
En la sentencia del viernes no quedó claro cuánto dinero ganó personalmente Suárez con la comisión que cobraba por cambiar los cheques. “Quiero saber dónde estar el dinero?”, preguntó el juez Scola en un momento. “¿Lo ha devuelto?”
Los fiscales no pudieron darle una respuesta directa sobre cuánto dinero había ganado Suárez, solo la cantidad que movían los tres locales.
Suárez, un cubano que vino al sur de la Florida en 1995 y tiene un par de condenas estatales y federales anteriores, está detenido sin derecho a fianza desde su arresto el año pasado por temor a que huyera a la isla y por la larga condena que enfrentaba.
El modelo de negocios de Suárez era cambiar cheques —muchos de entre $150,000 y $400,000— a estafadores en los sectores de los servicios médicos y la construcción, en la robusta economía de mercado negro de Miami-Dade, dijo el fiscal Berger.
Esas personas acudían a Suárez porque operaban farmacias a nombre de otros y facturaban fraudulentamente al Medicare, o pagaban en efectivo a trabajadores indocumentados en la construcción para no pagar impuestos federales ni seguro de accidentes laborales, dijo Berger. Otros usaban identidades, números del Seguro Social y fechas de nacimiento falsas para presentar reclamaciones fiscales al IRS, que emitía cheques por un valor máximo de $150,000.
Berger dijo que Suárez pagaba a personas para que se hicieran pasar como los dueños de los tres locales —Minimalist Solutions, Don Koky Enterprises y Doger Group— porque él tenía antecedentes penales no podía poner negocios a su nombre.
Los clientes de Suárez, como él, tenían un pasado delictivo, de manera que pagaban decenas de miles de dólares a testaferros que les permitían usar sus nombres para los negocios, dijo Berger. Después de hacer su parte y cobrar, muchos regresaban a su natal Cuba, dijo.
Suárez aprendió esta actividad durante el auge de los bienes raíces mientras trabajaba en La Bamba, una cadena de locales de cambio de cheques que una ocasión fue patrocinadora del Miami Heat.
Pero en vez de abandonar el negocio después que su jefe y otros empleados de La Bamba terminaron en prisión, Suárez estableció su propia cadena de locales de cambio de cheques en Hialeah para atender a personas que no podían cobrar cheques en bancos convencionales.
El antiguo jefe de Suárez en La Bamba, Juan René Caro, fue sentenciado a 18 años de prisión en 2009 por organizar lo que un juez dijo era un “sector bancario en las sombras” que causó “grandes daños” a los contribuyentes ayudando a compañías de construcción a cobrar cheques sin revelar su identidad real. El esquema de La Bamba permitió a esas constructoras no pagar los impuestos de nómina y los impuestos empresariales.
Fuente: elnuevoherald.com