(Miaminews24).-El Gobierno sancionó a 17 saudíes, incluido uno de los exasesores más cercanos al príncipe heredero Mohamed bin Salmán, debido a su implicación en el «brutal» asesinato del periodista Jamal Khashoggi, crítico con la monarquía del país árabe.
Las sanciones suponen la primera respuesta concreta del Gobierno del presidente Trump al asesinato de Khashoggi el 2 de octubre en el consulado de su país en Estambul, adonde acudió para recoger unos documentos que necesitaba para casarse.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, aseguró en un comunicado que algunos de los 17 sancionados trabajaban para la familia real en el momento del asesinato de Khashoggi; mientras que otros ocupaban puestos de responsabilidad en ministerios y oficinas del Gobierno.
«Nuestra acción es un paso importante para responder al asesinato de Khashoggi», subrayó el titular de Exteriores.
Entre los sancionados se encuentró el cónsul general de Arabia Saudí en Estambul, Mohamed Alotaibi, y miembros del equipo saudí que supuestamente llegó a Turquía horas antes de la desaparición de Khashoggi y que, según las autoridades turcas, estranguló y descuartizó al periodista.
En un comunicado, el Departamento del Tesoro confirió un papel protagonista en el crimen a Saud al Qahtani, uno de los asesores más cercanos a Bin Salmán, que fue destituido en el mes pasado después de que las autoridades saudíes fueran acusadas de obstaculizar la investigación.
En concreto, el Departamento del Tesoro acusa a Al Qahtani de formar «parte de la planificación y ejecución de la operación que condujo al asesinato de Khashoggi».
Además, según el Tesoro, esa operación fue «coordinada y ejecutada» por Maher Mutreb, uno de los subordinados de Al Qahtani, y contó con la participación de otros funcionarios saudíes.
Al Qahtani, trabajó para la familia real desde 2003, e incrementó su poder cuando Bin Salmán se convirtió en 2017 en príncipe heredero de Arabia Saudí al pasar a ser uno de sus asesores más próximos y dirigir su estrategia para supervisar a los medios de comunicación críticos con el reino.
Al Qahtani, muy activo en Twitter, solía instar a sus 1,35 millones de seguidores en esa red social a denunciar a los críticos con las autoridades saudíes.
El Ejecutivo no ha relacionado explícitamente a ninguno de los sancionados con Bin Salmán y tampoco le atribuye ninguna responsabilidad, a pesar de que el príncipe se encuentra bajo escrutinio internacional ante la sospecha de que él fue quien ordenó personalmente el crimen.
Además, poco antes de que Washington impusiera sus sanciones, la Fiscalía saudí acusó a 11 personas de la muerte de Khashoggi en una investigación que exonera a Bin Salmán de cualquier responsabilidad.
Las sanciones a ciudadanos saudíes, un gesto poco común en Washington, sirven para congelar los activos financieros que los 17 individuos amonestados pudieran tener en el país y prohíbe a ciudadanos estadounidenses hacer transacciones financieras con ellos o con sus empresas.
Las sanciones no golpean a Arabia Saudí, Washington ve como uno de sus principales aliados en la región y cuyo petróleo necesita antes las restricciones impuestas recientemente a Irán.
Cuando se supo que Khashoggi había desaparecido, el presidente Donald Trump amenazó a Arabia Saudí con un «castigo severo», aunque luego suavizó su discurso al considerar «creíble» la versión saudí sobre lo sucedido.
Hasta ahora, la respuesta del país selimitó a la revocación de visados de los implicados en la muerte de Khashoggi.
Khashoggi, cercano durante años a las esferas de poder de Arabia Saudí, se distanció de la monarquía en 2017 después de que Bin Salmán fuera nombrado príncipe heredero.
Entonces, se exilió a EEUU y comenzó a escribir columnas críticas con la monarquía del país árabe para el diario The Washington Post.
Fuente:DLA