(Miaminews24).-Un tanto de Marco Asensio anulado en primera instancia por el juez de línea y concedido por el VAR, dio el triunfo más corto del curso en el Santiago Bernabéu al Real Madrid ante un buen Espanyol, que estrelló en la madera su oportunidad de puntuar.
Era el momento de mostrar si el fondo de armario madridista ha mejorado respecto al pasado curso. Uno de los que ayuda a conseguirlo es Odriozola. Puro descaro en su debut en un Bernabéu que le pesó tan poco como el escudo. Encontró una vía para correr la banda y explotar su físico. Rubi decidió cerrar por dentro para frenar la magia de jugadores como Modric, Ceballos o Isco, y regaló las bandas viendo que Nacho era el elegido para el costado izquierdo.
El Real Madrid pasó de protagonizar un vendaval de ocasiones ante el Roma a disparar una sola vez a puerta en toda la primera parte. Fue gol. Castigó el único instante de desorden defensivo del Espanyol tras perdida. Hasta ese minuto 41 fue un bloque unido que tapó espacios y fue directo cuando tuvo el balón.
Las subidas de Odriozola dejaron un remate ajustado al palo de un Isco inspirado para abrir boca, pero el Real Madrid no tuvo continuidad. El 4-5-1 en fase defensivo del equipo ‘perico’, sus líneas juntas, se le atragantaban. Instalado en campo rival, un error podía costar caro. Varane lo cometió en un despeje que dejó muerto y provocó un tres para dos que culminó Piatti con un disparo cruzado.
Era el aviso de un equipo preparado para castigar un mínimo error. Courtois recuperaba su sitio en Liga y tenía que responder cuando Nacho abandonaba su banda para crear peligro en ataque y Asensio chutaba al aire con todo a favor. Segundos después el hueco en el lateral era aprovechado por un veloz Hernán Peréz, que culminaba la acción con un latigazo que obligaba a intervenir al meta belga y a Casemiro salvador en el rechace.
El peligro a caer en un segundo tropiezo liguero consecutivo planeó en el Bernabéu durante todo el partido. Las ovaciones para un taconazo en movimiento de Ceballos o un baile en el alambre de Isco, sobre la línea de su propia área grande, no ocultaba una realidad que desesperaba a Lopetegui en su área técnica. Fue cuando llegó el único error del Espanyol, la carrera de Modric y el castigo en forma de disparo cruzado raso y ajustado al poste de Asensio.
El tanto era anulado en primera instancia por el juez de línea y concedido dos minutos después por el VAR. Su trascendencia se comprobaría con el paso del encuentro, sin alterar sus planes el Espanyol al ir por debajo en el marcador. Esperó su oportunidad y la pudo devolver a un error grave de Ramos, en uno de esos excesos de confianza que en ocasiones cuestan caros.