Tras la controvertida reforma judicial llevada por el gobierno de Israel, la nación atraviesa una de las mayores crisis sociales y políticas que ha motivado una protesta en Tel Aviv.
Con la destitución del ministro de Defensa, Yoav Gallant, por mostrarse en desacuerdo con la reforma, se origina este lunes en las calles del país una huelga general que ha logrado paralizar los puertos clave; y los despegues del principal aeropuerto de Israel.
Protesta en Tel Aviv paraliza a Israel
La situación política en Israel ha aumentado en las últimas horas, pero ¿cuál es el origen de esta crisis?.
El partido de derecha, Likud, liderado por el mandatario Benjamín Netanyahu (el dirigente que más años ha estado en el poder en Israel); ganó el pasado noviembre las elecciones legislativas, quien después del rechazo de antiguos aliados tanto de adversarios; reforzó en la región de Oriente Medio un gobierno de extrema derecha en coalición de los partidos ultra ortodoxos derechistas.
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Sin embargo, Netanyahu, que no promovió una reforma judicial en sus anteriores mandatos (1996-1999 y 2009-2021), llegaba al poder imputado con tres causas por soborno, fraude y abuso de confianza.
Por su parte, los partidos ultranacionalistas tenían desde hace tiempo en el punto de mira al Tribunal Supremo, al que ven como una especie de poder por encima de todo.
A la tercera pata de la coalición, los partidos ultra ortodoxos, le convenía que el Ejecutivo controle el Supremo para asegurarse de que no serán obligados a efectuar el servicio militar, obligatorio para casi todo el resto de judíos israelíes.
La suma de estas voluntades hizo que a principios de enero, pocos días después de jurar los cargos, el Gobierno de Netanyahu presentase su reforma judicial.
Golpe de Estado judicial
La reforma consiste de un amplio paquete legislativo del que solo una ley ha sido ratificada en el Parlamento, el pasado jueves, la que dificulta la inhabilitación del primer ministro al despojar de la facultad a un cargo técnico legal y circunscribir las causas para apartarlo del cargo por una condición física o mental.
En su conjunto, la reforma (que los manifestantes llaman “golpe de Estado judicial”) golpearía la división de poderes, al debilitar al judicial en beneficio del Ejecutivo, cambiaría el método de elección de los jueces y, lo más polémico, permitiría al Parlamento reaprobar leyes previamente tumbadas por el Supremo.
El gobierno israelí carece de Constitución, pero se guía por una serie de leyes básicas, y el Supremo tiene la facultad de interpretar si una ley regular vulnera alguna de ellas.
La población rechaza el mandato de Netanyahu
La reforma judicial fue la gota que derramó el vaso, pero no ha sido el único motivo de la protesta en Tel Aviv, Israel. Por un lado, se junta el rechazo a Netanyahu y, en general, a un Gobierno tan radical, religioso, derechista y masculino.
Por otro, están los miedos. Los de las mujeres y los de colectivos como el LGTBI a que sus derechos resulten vulnerados si el Gobierno toma al asalto contra el Tribunal Supremo que les protegería de leyes discriminatorias.
Los de reservistas y soldados, a recibir órdenes imposibles de cumplir; o a ser juzgados un día en el extranjero por crímenes de guerra si Israel pasa a ser considerado internacionalmente como un país sin justicia independiente.
Por último, los de trabajadores y empresarios a que la reforma golpee y cierre al mundo la vibrante economía israelí.
Gobierno israelí se niega a descartar la reforma judicial
El presidente de Israel se ha negado insistentemente a dar marcha atrás; y ha rechazado una propuesta alternativa de consenso que presentó el presidente, Isaac Herzog. Además, ha tildado a los manifestantes de anarquistas e insinuado que reciben financiación del extranjero.
Desde hace semanas hay indicios de deterioro económico. La moneda local, el séquel, que llevaba una década apreciándose al calor de la llegada masiva de capital extranjero, está en su menor valor desde 2021.
La situación en el Ejército es fundamental en esta crisis. Cada vez más reservistas están rechazando continuar o cumplir determinadas misiones. En Israel, Tsahal es mucho más que unas Fuerzas Armadas. Es también la institución más respetada, considerada un elemento de unión en una sociedad diversa; y por la que la mayoría de israelíes pasa al menos dos años de su vida.
Con información de | El País
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