Nuevamente se enciende una alarma mundial por el COVID-19 en China, ya que se ha registrado un crecimiento exponencial en los casos.
Las medidas adoptadas por Estados Unidos, Japón y otras naciones para requerir pruebas de coronavirus a los pasajeros procedentes de China reflejan la preocupación a nivel internacional en torno a la posibilidad de que surjan nuevas variantes en el brote explosivo que se está produciendo en el país, y de que el gobierno chino no informe al resto del mundo con la suficiente rapidez.
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Hospitales en toda China se han visto desbordados por una explosión de casos de coronavirus después del desmantelamiento de la política «cero COVID», que contuvo los contagios pero golpeó la economía y desató protestas.
Alarma mundial COVID-19 China
Hasta ahora, no ha habido reportes de nuevas variantes. Pero dado el historial del país, la preocupación es que China pueda no estar compartiendo datos sobre cualquier signo de evolución de las cepas que pudiera desencadenar nuevos brotes en otros lugares.
Estados Unidos alegó que el alza de casos de coronavirus en China, así como la falta de información, incluida la secuenciación genómica de las cepas del virus en el país, habían motivado su decisión de requerir una prueba negativa a los pasajeros procedentes de la nación asiática.
El primer ministro japonés Fumio Kishida expresó inquietudes similares en torno a la falta de información cuando anunció el requisito de una prueba de coronavirus a los pasajeros que vengan de China hace unos días.
Por otra parte, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus dijo recientemente que la organización necesitaba más información sobre la gravedad del brote en China, en particular de los ingresos hospitalarios y en las unidades de terapia intensiva, «para poder hacer una evaluación exhaustiva del riesgo de la situación sobre el terreno”.
Esas dudas, teñidas de ira, por parte de la comunidad internacional son consecuencia directa del repentino y poco preparado alejamiento del Partido Comunista de sus políticas de línea dura, afirmó Miles Yu, director del Centro para China del Hudson Institute.
Confinamientos durante mucho tiempo
«No se puede llevar a cabo la locura de los confinamientos durante un periodo de tiempo tan largo, que estaba condenada al fracaso, y de repente soltar a una multitud de infectados de una China enjaulada al mundo para arriesgarse a nuevas infecciones de potencialmente cientos de millones más en otros países”, dijo Yu en un correo electrónico.
India, Corea del Sur, Taiwán e Italia también han anunciado varios requisitos de pruebas para pasajeros procedentes de China. Por su parte, las autoridades de salud alemanas están supervisando la situación, pero no han tomado medidas preventivas similares.
“No tenemos indicios de que en este brote en China se haya desarrollado una variante más peligrosa que sea motivo para declarar una zona de variante del virus, lo que conllevaría las correspondientes restricciones de viaje”, declaró el portavoz del Ministerio de Salud, Sebastian Guelde.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, declaró la semana pasada que China siempre ha compartido su información de forma responsable con la OMS y la comunidad internacional, pero no sucedió así cuando inició la pandemia. China ocultó información sobre la propagación del virus que apareció por primera vez en ese país y hasta ahora se desconoce el origen del virus debido a la falta de información del gobierno chino.
Pacientes acumulados
En tanto, los hospitales chinos luchan por hacer frente al aumento de contagios, que afectan especialmente a ancianos y personas vulnerables.
Periodistas de AFP observaron el jueves en un hospital de Shanghái cuando pacientes con mascarilla eran bajados de varias ambulancias.
Escucharon a un paciente discutiendo con el personal del hospital después de esperar cuatro horas para recoger su medicamento.
En Tianjin, unos 140 km al suroeste de Pekín, AFP visitó dos salas de hospital repletas de pacientes con el virus.
Un médico contó que les pidieron trabajar incluso si resultan contagiados.
AFP observó más de una veintena de pacientes, en su mayoría ancianos, tendidos en camillas en áreas públicas del departamento de emergencias, y al menos un cadáver retirado de una sala.
«La espera por ver un médico es de cuatro horas», le dijo un funcionario a un anciano que dijo tener COVID-19. «Hay 300 personas antes que usted».
La Comisión Nacional de Salud de China anunció la semana pasada que dejaría de publicar el recuento diario de muertes por el coronavirus.
Pero con el fin del testeo masivo y la decisión china de modificar la definición de muertes por COVID, tales cifras ya no son creíbles para algunos analistas.
Con información de | AFP
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