Los electores de Chile rechazaron rotundamente una nueva constitución progresista en un referéndum el domingo, luego de un proceso de casi dos años que tenía como objetivo reflejar una gama más amplia de voces en el documento de la nación.
Con casi todas las boletas contadas, el 62% de los electores rechazaron la propuesta con solo un 38% de votos a favor, según el Servicio Electoral de Chile.
Rechazan en referéndum la nueva propuesta de constitución en Chile
La constitución propuesta, que contaba con el apoyo del presidente izquierdista Gabriel Boric, incluía 388 artículos que habrían ampliado significativamente los derechos sociales, aumentado la regulación ambiental y otorgado al gobierno una mayor responsabilidad en los programas de bienestar social.
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También habría brindado plena paridad de género y agregado puestos designados para representantes indígenas.
El documento fue rechazado en todas las provincias de Chile, incluida la capital más progresista de Santiago y su área metropolitana, donde los votantes habían apoyado abrumadoramente a Boric en diciembre pasado durante las elecciones presidenciales.
Boric respondió a la derrota en un discurso televisado en vivo a la nación después del cierre de la votación el domingo.
“Hoy ha hablado el pueblo de Chile y lo ha hecho de manera fuerte y clara. Nos ha entregado dos mensajes: el primero, es que quiere y valora a su democracia, que confía en ella para superar las diferencias y avanzar», dijo.
«El segundo mensaje del pueblo chileno es que no quedó satisfecho con la propuesta de una nueva Constitución que la Convención le presentó a Chile y por ende ha decidido rechazarla de manera clara en las urnas».
El domingo, las imágenes en Santiago mostraban un estado de ánimo sombrío entre los partidarios de la constitución, mientras que otros celebraban la noticia de que había sido rechazada.
¿Por qué cambiar la constitución?
La constitución actualmente vigente fue escrita bajo la dictadura de Augusto Pinochet, quien gobernó Chile con puño de hierro de 1973 a 1990. Los defensores de la nueva constitución querían romper con el pasado autoritario de Chile y un documento que reflejara los intereses de las comunidades que, según ellos, habían sido ignoradas.
El cambio propuesto se inició en 2020 cuando el entonces presidente Sebastián Piñera convocó un referéndum para crear una nueva constitución en medio de la agitación social y el descontento popular provocado por un aumento de la tarifa del metro en octubre de 2019.
En octubre de 2020, más del 78% de los votantes chilenos aprobaron un plebiscito que proponía un cambio constitucional y en junio de 2021 volvieron a emitir su voto para elegir a los integrantes de una asamblea constituyente.
La Asamblea Constituyente fue la primera en el mundo en tener plena paridad de género y la primera en la historia del país en incluir asientos designados para representantes indígenas.
Los partidarios tenían la esperanza de que su postura progresista se reflejaría en una constitución nueva y actualizada.
Y el propio proceso constituyente fue elogiado internacionalmente por darle al país una salida institucional a una crisis social, y por responder a las demandas de los chilenos modernos de más igualdad y una democracia más inclusiva y participativa.
Camino al rechazo
Según Robert Funk, profesor de la Universidad de Chile, eliminar los remanentes del pasado impuestos por Pinochet fue un factor clave para crear una nueva constitución.
“La constitución vigente en Chile fue redactada originalmente en 1980 bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet. Desde entonces, fue enmendada muchas, muchas veces, pero siempre fue cuestionada porque fue impuesta durante una dictadura”, dijo Funk.
Después de mucha deliberación, el borrador final de la constitución revisada fue presentado a Boric, el sucesor de Piñera, en julio de este año.
Pero aunque la mayoría de los votantes chilenos apoyaron la idea del cambio constitucional en octubre de 2020, aparecieron divisiones sobre el borrador propuesto.
Poco tiempo después de que se hizo público el borrador, diferentes encuestas comenzaron a mostrar una tendencia creciente hacia el rechazo de la carta, y el gobierno reconoció públicamente ese escenario.
La constitución derrotada habría sido una de las más progresistas del mundo, dando al estado un papel de primera línea en la provisión de derechos sociales.
El borrador ponía un fuerte énfasis en la autodeterminación indígena y en la protección del medio ambiente, y habría desmantelado el sistema de derechos de agua altamente privatizado.
El proyecto se volvió divisivo
Había exigido la igualdad de género en todas las instituciones públicas y empresas, y consagrado el respeto a la diversidad sexual. También preveía un nuevo sistema nacional de salud.
La derecha argumentó que el borrador desplazaría al país demasiado hacia la izquierda, o que era demasiado ambicioso y difícil de convertir en leyes eficientes. En el período previo a la votación, incluso algunos de sus partidarios de izquierda querían que se hicieran ajustes, con su lema «aprobar la reforma».
La oposición ha prometido comenzar un nuevo proceso para reescribir la constitución, prometiendo a los votantes que la próxima reflejará mejor sus intereses.
En su discurso del domingo, Boric señaló que este no era el final de los esfuerzos hacia la reforma.
«Esta decisión de los chilenos y chilenas, exige a nuestras instituciones y actores políticos que trabajemos con más empeño, con más diálogo, con más respeto y cariño hasta a arribar a una propuesta que nos interprete a todos, que de confianza, que nos una como país», dijo Boric.
Con información de | CNN
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