Hace dos años el gobierno de Venezuela realizó un indulto a más de 100 opositores venezolanos, entre ellos al exjefe del Despacho de la Presidencia interina de Juan Guaidó, el político, Roberto Marrero.
La mayor parte de los beneficiados fueron diputados de la Asamblea Nacional, quienes estaban en el exilio o asilados en embajadas por el allanamiento de su inmunidad parlamentaria.
El político venezolano, Roberto Marrero a dos años de su «indulto»
Pero también había presos políticos como el periodista Nicmer Evans o el sindicalista Rubén González. Además de ciudadanos como Antonia Turbay, detenida en 2019 tras la fuga del comisario Iván Simonovis solo por ser su vecina, y que estaba retenida en El Helicoide a pesar de tener boleta de excarcelación.
En declaraciones al medio de comunicación El Diario, el político venezolano, Roberto Marrero afirmó que todos los venezolanos, de alguna u otra manera, son prisioneros del régimen.
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“Un país convertido en cárcel y en cuya lista de espera, como la llama, no solo están aquellos excluidos e ignorados por los indultos. También hay perseguidos políticos, pacientes que mueren de mengua en los hospitales, trabajadores reprimidos por exigir sus derechos, y casi 7 millones de prófugos que han escapado en busca de mejores condiciones de vida.”, aseguró Marrero.
De igual forma indicó que su detención no fue afectar al gobierno interino de Venezuela, presidido por Juan Guaidó.
Indulto a los opositores
“El general Figuera declaró públicamente que mi cárcel fue ordenada por Maduro para darle un golpe a Guaidó. No podían tocarlo por el tema de la inmunidad parlamentaria y el respaldo de los países, no era conveniente políticamente para ellos. Entonces quisieron darle un golpe a su equipo operativo, a la persona política, y ese fui yo.”
Jorge Rodríguez, quien en ese momento era el ministro de Comunicación del régimen, fue el encargado de anunciar el indulto a los opositores. Aseguró que se trataba de un gesto para “profundizar el proceso de reconciliación nacional” de cara a las elecciones parlamentarias, las cuales fueron consideradas como ilegítimas por la oposición.
“Esa fue una de las tantas políticas erradas de Maduro. Hizo ese indulto buscando legitimarse ante la Unión Europea para que fueran reconocidas las elecciones parlamentarias fraudulentas. Esa fue la idea: liberar a unos presos y meter a la oposición en la cuestión electoral, pero no sé si es que él no dominaba internamente las distintas corrientes del chavismo para la época, porque no logró darle un espacio a la oposición”, dice Marrero.
En ese momento algunos sectores liderados por Henrique Capriles y Stalin González mantenían conversaciones con el oficialismo en paralelo al conflicto sostenido con el Parlamento. De estos acercamientos se logró que días antes del indulto, el 28 de agosto, el diputado Juan Requesens saliera de El Helicoide con medidas cautelares. Aunque la idea era que a cambio ese grupo opositor participara en los comicios, Marrero señala que al final el propio régimen bloqueó las garantías ofrecidas y nunca se llegó a un acuerdo.
El político explica su días tras las rejas
El ex preso político, Roberto Marrero explica que su día a día, antes del indulto, en el Sebin estaba marcado por la rutina. Sin relojes ni contacto con el exterior, las actividades diarias eran clave para mantener la noción del tiempo. Por ejemplo, indica que sabía que ya había amanecido cuando escuchaba a los guardias caminar y abrir las rejas. Roberto Marrero pasó la mayor parte de su reclusión en una habitación de 2×2 metros, de la cual solo salía para la hora del gimnasio.
“Uno va no porque quiera hacer ejercicio, sino para poder salir. O estás en la celda, o en el gimnasio. Yo prefería ir. Entonces todos los días hay rutina y es un mecanismo de castigo, porque si pasa algo o usted se portó mal, le quitan el gimnasio”, agrega.
Uno de los momentos más felices para los reclusos eran los días de visita. Normalmente eran los miércoles, aunque en su caso eran los jueves y algunos domingos. Afirma que ya desde el día anterior estaba a la expectativa, pues era la única oportunidad que tenía para ver a su familia, o para que le dieran comida que no fuera la que repartían los carceleros.
“Es increíble cómo el ser humano termina acostumbrándose a todo. Había veces que yo deseaba que fueran ya las 7:00 pm para poder ir al gimnasio. ¿Cómo me puedo alegrar porque me abren la celda para ir a un gimnasio? Y era estar encerrado bajo techo en un sótano como lo es El Helicoide, con unas paredes de concreto que tienen como medio metro de grosor, pero salías”, cuestiona.
¡Valió la pena!
“Tengo 53 años, 20 de ellos adversando a este gobierno. Se me ha ido la mejor etapa de mi vida en esto, pagué año y medio preso, y sigo pensando que hay que buscar una solución, porque Venezuela se lo merece”, comenta Roberto Marrero.
En los dos años que han pasado desde su liberación, asegura que el «régimen de Maduro» inició una nueva investigación en su contra, por lo que no puede regresar al país. De hecho, añade que las autoridades le incautaron todas sus pertenencias, incluyendo su casa.
Inhabilitaciones políticas
No ha sido el único. Muchos de los indultados en tiempos recientes han sido objeto de inhabilitaciones políticas, reanudación de sus causas judiciales y hostigamiento.
Incluso han sido detenidos, como en el caso de Freddy Guevara. Otros nuevos presos como el director de Fundaredes, Javier Tarazona, evidencian la política de represión conocida por abogados y activistas como “la puerta giratoria”. Mientras unos son liberados para fingir apertura política en momentos puntuales, otros son encarcelados después para mantener a la disidencia a raya.
“La cárcel es inhumana, pero sí siento que valió la pena porque hay gente que no se nos torció. Compañeros que siguen ahí presos, o hasta el propio Guaidó que está dando la batalla. Eso es valioso. Eso es mentira que la oposición no sirve, es el discurso de la antipolítica con el que ganó Chávez. Yo no tengo problemas con que haya un candidato outsider, pero en Venezuela, en todos los estados, hay liderazgos valiosos que no se torcieron, que estuvieron allí firmes y le dijeron que no al alacrán. ¿Que lo podemos hacer mejor?, sí, y lo tenemos que hacer. Pero toda esta lucha vale la pena.”, aseguró Marrero.
Con información de | El Diario
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