Una investigación de seis años en un caso sin resolver sobre la traición a Ana Frank identificó un sospechoso sorpresa en el misterio de cómo los nazis encontraron en 1944 el escondite de la autora del famoso diario.
Los nazis descubrieron a Ana Frank (Anne en alemán) y a otros siete judíos el 4 de agosto de ese año, después de que se escondieran durante casi dos años en un anexo secreto sobre un almacén junto al canal en Amsterdam. Todos fueron deportados y Ana murió en el campo de Bergen Belsen a los 15 años.
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Un equipo que incluyó al agente retirado del FBI Vincent Pankoke y a cerca de 20 historiadores, criminólogos y especialistas en datos identificó a una figura relativamente desconocida como el principal sospechoso de revelar el escondite: el notario judío Arnold van den Bergh.
Sin embargo, algunos otros expertos enfatizaron que la evidencia en su contra no era concluyente.
La pieza crucial para identificar al nuevo sospechoso en el caso de Ana Frank
Pieter van Twisk, miembro del equipo de investigación, dijo que la pieza crucial de la nueva evidencia era una nota sin firmar para el padre de Ana, Otto, que se encontró en un viejo expediente de investigación de la posguerra. El documento nombra específicamente a Van den Bergh y afirma que él pasó la información.
Ana Frank aún vive en sus letras
La nota indica que Van den Bergh tuvo acceso a las direcciones donde los judíos se escondían como miembro del Consejo Judío de Amsterdam durante la guerra y había pasado listas de esas direcciones a los nazis para salvar a su propia familia.
Twisk explicó que solo quedaban cuatro de los 32 nombres iniciales después de la investigación, con Van den Bergh como el principal sospechoso.
Con información de: Agencia. / Foto: Cortesía/Agencias
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