Airan Berry de 41 años, fue uno de los dos mercenarios estadounidenses capturados por las fuerzas de seguridad venezolanas esta semana después de lo que parece haber sido un pésimo intento para derrocar a Maduro intentando entrar en el país sudamericano en un par de barcos pesqueros motorizados.
En una confesión editada, televisada y transmitida por la televisión estatal venezolana el jueves, Berry afirmó que uno de los objetivos clave del grupo era comandar el palacio fortificado de Miraflores en la capital, Caracas.
Cuando se le preguntó cómo planeaban extraer a Maduro del recinto, el veterano de Irak respondió: «No estoy exactamente seguro, haré lo que sea necesario».
Airan Berry dijo que el grupo también había planeado «asegurar la pista de aterrizaje» en La Carlota, una base aérea militar en el corazón de la capital de Venezuela, para sacar a Maduro del país.
La base está a seis millas al oeste del palacio de Miraflores y fue el escenario de un intento fallido de provocar un levantamiento militar contra Maduro el 30 de abril del año pasado.
Cuando se le preguntó a dónde habría llevado el avión a Maduro, Berry, un ex sargento ingeniero de fuerzas especiales en el ejército estadounidense, respondió: «Supongo que a Estados Unidos».
Las declaraciones de Berry se transmitieron un día después de un video similar con el otro miembro norteamericano del grupo, Luke Denman.
Denman, de 34 años, dijo a sus interrogadores que su misión había sido detener a Maduro y llevarlo a los Estados Unidos.
No había señales de que hubiera abogados presentes durante la supuesta confesión, o de que los hombres no estaban hablando bajo coacción.
¿Qué buscaba Airan Berry junto a sus compañeros?
Berry nombró otros dos objetivos altamente sensibles en su declaración: las instalaciones del servicio de contrainteligencia militar de Venezuela, DGCIM, y el servicio de inteligencia nacional bolivariano, Sebin.
Maduro, quien gobernó Venezuela desde la muerte de su mentor, Hugo Chávez, en 2013, llevó al país a un colapso económico devastador, con millones de ciudadanos que huyeron al extranjero durante su presidencia.
El martes retrató la incursión fallida como una versión del siglo XXI de la fallida invasión estadounidense de Cuba en la Bahía de Cochinos y alegó que los mercenarios habían estado trabajando para Trump.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, levantó las cejas esta semana al negar la participación «directa» en el complot.
El líder opositor venezolano Juan Guaidó, quien también ha sido vinculado a la conspiración, ha negado estar actualmente involucrado con la firma de seguridad privada con sede en Estados Unidos que empleó a Berry y Denman. Pero sus portavoces se han negado a decir si anteriormente tenían tales conexiones.