Las cuentas por pagar se le están acumulando a Justin Conrad desde que perdió su trabajo en un almacén hace tres semanas. Ahora espera con ansias la llegada de su primer cheque estatal por desempleo.
Para complicarle la angustia a Conrad, su estado, Connecticut, no ha precisado cuándo le entregará el pago adicional de 600 dólares a la semana que deben hacerle de conformidad con un plan de asistencia económica del gobierno federal.
“No tengo entradas de dinero”, dijo el hombre, de 39 años, en Norwich, Connecticut. “Y esta semana tengo que pagar el recibo de la luz”, agregó con una risa nerviosa. “Si no llega nada y se tiene poco, cualquiera puede decir que es difícil”.
Las autoridades laborales de Connecticut maniobran con premura para reprogramar sus computadoras a fin de entregar los pagos adicionales por desempleo. El sistema, que data de décadas, puede procesar los pagos semanales únicamente si son de cientos de dólares, o tres dígitos. El problema es que la asistencia extra de 600 dólares, de parte del gobierno federal, amplía los pagos a cuatro dígitos.
La mayoría de otros estados han comenzado a entregar a los desempleados la subvención federal extra, aunque muchos lo hicieron apenas hasta esta semana, casi un mes después de que las empresas comenzaran a cerrar en todo el país debido a la pandemia de coronavirus. Por lo menos 32 estados entregarán el fin de semana la ayuda extra. California, el estado más poblado del país, hizo el domingo sus primeros pagos adicionales.
Sin embargo, varios estados grandes, como Washington, Colorado y Wisconsin, continuaban teniendo dificultades esta semana para procesar los pagos.
La disparidad refleja la falta de homogeneidad en el sistema de prestaciones para desempleados en Estados Unidos: las normas para entregar los pagos y acceder a ellos varían marcadamente de estado a estado. Y la distribución lenta e irregular de los pagos pone de relieve la anticuada tecnología informática que muchos estados utilizan para realizar los pagos por desempleo. Aproximadamente dos tercios utiliza un lenguaje de programación casi obsoleto, COBOL, que data de la década de 1970.
La situación ha sido frustrante y preocupante para los desempleados. Conrad también es plomero y busca trabajos extra. “Pero también hay escasez de eso, porque nadie quiere que uno se acerque a su casa”, agregó.
Conrad, padre soltero con un hijo de 16 años, dice que “no puedo hacer mucho, él lo entiende”. “Es como ‘come lo que puedas, pero no demasiado’”.
En todo el país, las autoridades estatales afirman que están trabajando con la mayor celeridad posible para procesar y distribuir los pagos.
“Una vez completada la programación, debemos probarla para garantizar medidas precisas de integridad y contabilidad”, dijo Nancy Steffens, portavoz del Departamento del Trabajo de Connecticut, que salió de su retiro para ayudar a la agencia debido al mar de solicitudes de asistencia por desempleo. Steffens reconoció que el anticuado sistema COBOL dificulta el manejo de la entrega de la ayuda federal.
Michele Evermore, analista de la organización sin fines de lucro National Employment Law Project (Proyecto Nacional de Derecho Laboral), dijo que el pago federal extra es crucial para millones de personas. Para un típico trabajador estadounidense despedido, el pago estatal por desempleo es de alrededor de la mitad del ingreso que tenía antes de perder el trabajo.
En épocas normales, los pagos por desempleo son bajos con el fin de obligar a la gente a encontrar con rapidez un nuevo trabajo. Pero en este caso, muchas empresas han cerrado por la pandemia y se recomendó a los estadounidenses permanecer en casa para evitar las infecciones. El pago federal extra por desempleo permite a más personas acatar el confinamiento para que no salgan a buscar trabajo, el cual en muchos casos no existe.
Fuente: AP