El primer ministro Boris Johnson ha sido dado de alta este domingo en el hospital St. Thomas, el mismo día en el que Reino Unido ha llegado a las 10.612 víctimas mortales por coronavirus. «He salido del hospital al cabo de una semana en la que el personal del Servicio Nacional de Salud (NHS) ha salvado sin duda mi vida», dijo el propio Johnson en un vídeo grabado horas después.
Johnson dio particularmente las gracias a sus enfermeros Luis (de Portugal) y Jenny (de Nueva Zelanda) y aseguró haber sido testigo de la presión y del esfuerzo de la sanidad pública, en medio de la polémica por la falta de protección del personal médico. «Los británicos han hecho un escudo alderredor del NHS», dijo. «Juntos seguimos haciendo progresos en la batalla nacional contra el coronavirus».
El ‘premier’ pasó fugazmente por Downing Street y partió hacia la residencia de Chequers, donde completará su recuperación en compañía de su novia Carrie Symonds, embarazada de casi siete meses, que también superó la enfermedad. El secretario de Exteriores, Dominic Rabb, seguirá reemplazándole.
Con 737 fallecidos en las últimas 24 horas, Reino Unido supera el umbral de las 10.000 víctimas mortales de la epidemia (con 78.949 casos confirmados). La curva ha descendido desde el pasado viernes, cuando llegó a las 980 muertes en un día, por encima de las cifras registradas en un solo día por España o Italia, y superado tan solo en Europa por Francia (que sin embargo incluye también en lista a los fallecidos fuera de los hospitales).
Jeremy Farrar, director del Wellcome Trust y miembro del equipo científico que asesora al Gobierno británico, declaró a la BBC que Reino Unido puede ser al final «uno de los países más afectados de Europa, si no el que más«. «Espero que nos estemos acercando al punto en el que el número de nuevas infecciones se reducen», declaró Farrar. «Cada país ha seguido su propia trayectoria, aunque medidas como las tests masivos de la población han servido en otros lugares (como Alemania o Corea del Sur) para ganar tiempo».
«El futuro de este virus es impredecible», respondió por su parte el secretario de Salud, Matt Hancock, en la comparecencia diaria ante la prensa. «Las predicciones sobre el número de muertes no son posibles», recalcó Hancock, en referencia a las declaraciones de Farrar.
Pese a las muestras de afecto y solidaridad recibidas por Boris Johnson, el Gobierno británico está encajando duras críticas por la respuesta tardía a la epidemia, la falta de tests masivos a la población y la carencia de protección para el personal médico. La oposición laborista ha pedido la vuelta anticipada del Parlamento para revisar la estrategia del Gobierno.
Se desconoce entre tanto si Boris Johnson tendrá secuelas al haber estado incluido en el 14% de los afectados con efectos «severos». Downing Street insiste en que recibió asistencia de oxígeno durante su estancia en la UCI, pero que no necesitó un respirador y estuvo consciente en todo momento (leyendo tebeos de Tintín y viendo películas durante sus últimas horas de estancia en el hospital).
El ‘premier’ dio positivo el pasado 27 de marzo, cuatro días después de decretar el cerrojazo y pedir a sus compatriotas: «Quedaos en casa, proteged la sanidad pública, salvad vidas».
Tras diez días de cuarentena en el número 11 de Downing Street, Johnson fue trasladado urgentemente al hospital hace una semana con problemas para respirar. El Gobierno intentó rebajar la alarma pese a su ingreso en la UCI, pero varios amigos y su propio padre, Stanley Johnson, han insinuado que Boris ha estado más grave de lo que se ha reconocido oficialmente: «Hemos estado a punto de perder a uno del equipo».
Fuente:elmundo.es