La dueña de una casa de huéspedes en Hong Kong se vió obligada a buscar una solución para su negocio en medio a la crisis del COVID-19. Para mantener su empresa a flote, decidió ofrecer muñecas sexuales a los clientes.
Aunque Hong Kong presenta una cantidad relativamente baja de casos de COVID-19, poco menos de 900 personas contagiadas, sus calles, que suelen estar llenas de turistas, ahora están vacías. Debido a que la pandemia ha obligado a los países a suspender los viajes y confinar a las personas a sus hogares, se espera que unos 200 hoteles cierren en la ciudad solamente este mes debido a la ausencia de turistas.
Después de encontrarse con un amigo que vendía muñecas sexuales, Shirley (nombre fictício) decidió convertir su casa de huéspedes recién adquirida en Hong Kong en un burdel de muñecas.
«Pensé para mí misma ‘es bastante interesante'», dijo la empresaria a South China Morning Post.
Shirley luego discutió su idea con Kenneth Lee Wai-lin, creador de una aplicación para reservar habitaciones en moteles y los dos decidieron trabajar juntos. Ahora, sus clientes pueden reservar habitaciones con diferentes temas y elegir una muñeca con precios que oscilan entre cerca de 110 y 150 dólares.
Shirley admitió ser consciente de que la sociedad pueda responder de manera negativa a su iniciativa, pero cree que «esto es lo que necesita el mercado» y que su empresa «no está corrompiendo la moral pública».
Para evitar posibles problemas legales, Shirley y Kenneth han consultado a un abogado, quien les explicó que el burdel no infringe las leyes de Hong Kong.
«Solo estamos alquilando habitaciones que vienen con muñecas incluidas. No estamos prostituyendo a nadie», aseveró la dueña de la casa de huéspedes.
Shirley reveló que, si el burdel de muñecas prospera, ella expandirá su negocio. Sin embargo, sabe que es posible que su idea fracase.
«Si la presión pública me impide seguir, simplemente me rendiré. Eso no es gran cosa. Al menos lo he intentado», dijo la empresaria.
Fuente: Sputnik