Debido a las medidas de seguridad y al estado de aislamiento declarado por las autoridades ante la emergencia global del coronavirus, las iglesias de Italia se han quedado prácticamente vacías.
Fue entonces cuando a Don Giuseppe, párroco de la iglesia de Robbiano, un pequeño pueblo del municipio de Giussano en la provincia de Monza-Brianza al norte de Italia,se le ocurrió la idea de hacer algo especial para celebrar la misa con sus fieles, eso sí, respetando siempre el decreto que no contempla ceremonias religiosas abiertas, sino solo a puerta cerrada.
Un mensaje al chat de la parroquia
El sacerdote envió un mensaje al chat del grupo de la parroquia usando Telegram, un servicio que activó él mismo cuando fue destinado como párroco en este pueblo, en septiembre de 2019, y que normalmente utiliza para dar información práctica pero también para hacer reflexiones sobre varios temas.
«Hace unos días, angustiado por la idea de que por enésima vez al celebrar la misa no tendría a nadie delante de mí para escucharme y rezar conmigo, envié un mensaje al chat pidiendo a los feligreses que me mandaran una foto personal de cada uno, tipo selfie, para luego imprimirlas y pegarlas en los bancos de la iglesia. Y así tendría decenas de caras delante de mí», explica Don Giuseppe al periódico italiano La Sampa.
La respuesta masiva de los fieles
La respuesta de los fieles no tardó en llegar: comenzaron a enviar masivamente cientos y cientos de fotografías. Tantas que al final el sacerdote reconoce que no pudo imprimirlas a todas. Un gesto conmovedor que Don Giuseppe no se esperaba.
Igualmente, gracias a que la parroquia tiene un sistema de radio que funciona con un simple aparato transmisor, los fieles pudieron escuchar la misa desde sus casas. «A estas alturas casi todo el mundo tiene en casa este instrumento que permite seguir las celebraciones tanto en el fin de semana como durante la semana, y he notado que desde que empezó la epidemia muchas familias, y no sólo los ancianos, también lo han adoptado», reseña el portal vaticannews.va.
La gente tiene necesidad de consuelo
«En este contexto, la gente tiene una gran necesidad de consuelo. Incluso aquellos que quizás no siempre asisten a la Iglesia. Los primeros días veía que no estaba muy claro para nadie en qué situación nos encontrábamos, pero hoy, después de tres semanas, me doy cuenta de que la gente, los feligreses, están mucho más atentos. Todos se quedan en casa, no salen y cuando me necesitan se ponen en contacto conmigo. Eso sí, el contacto es virtual, siempre a través del chat de Telegram», concluye con gran entusiasmo el párroco.
Fuente: Panorama