Gareth Bale es un dolor de cabeza para Florentino Pérez, Miguel Ángel Sánchez y Zinedine Zidane desde hace tiempo, mucho tiempo. Hasta el punto de que el Real Madrid podría cortar por lo sano el próximo verano y dar la carta de libertad al delantero galés aunque tiene firmado un contrato blindado con 500 millones de euros de cláusula y que no expira hasta el 30 de junio de 2022, según aseguran disferentes medios de comunicación en Madrid y en Inglaterra.
Desde que el 26 de mayo de 2018 Bale anunció, inmediatamente después de la conquista de la Champions, que se quería ir del Real Madrid, su rendimiento ha sido un continuo declinar. El club ya le abrió las puertas el pasado verano. Zidane retornado al banquillo merengue, presionó a Gareth en una rueda de prensa, provocando un incendio que no sirvió para que el futbolista se fuera al fútbol chino cuando todo parecía hecho.
La puerta de China se cerró, al instaurarse un límite salarial, Bale se quedó en Chamartín y su relación con Zidane se pudrió, debido a sus diferencias personales, pero sobre todo por la indolencia mostrada por el galés y sus continuos desplantes; es inolvidable -en todos los sentidos- la broma de los seleccionados galeses, Gareth incluido sosteniendo una bandera con el lema: «Gales, Golf y Real Madrid, en ese orden’.
Ni siquiera la pandemia del coronavirus ha paralizado el deseo del Real Madrid, que como todos los clubes planifica la próxima campaña, de concretar la salida de Bale, quien apenas ha disputado 18 partidos (3 goles y 2 asistencias) en el presente ejercicio. De ahí que la prensa británica y la española aporten estos días indicios de los pasos que se están dando desde ‘la Casa Blanca’ y desde la Premier.
El nudo gordiano es el contrato de Bale, pero Florentino Pérez aceptará el carísimo espadazo que supone dar al galés la carta de libertad. A regañadientes, porque será considerado un triunfo de Gareth. Pero inevitable, si se tiene en cuenta que cobra unos 17 millones de euros netos por curso y retenerlo hasta el final de su contrato implicaría invertir unos 70 millones en un jugador que no cuenta para Zidane y que, igualmente, se iría libre en junio de 2022.
No es el único beneficio de su marcha, pues a partir del 1 de enero de 2021, cuando el ‘Brexit’ entre plenamente en vigo, ocuparía una plaza de extranjero. Por otra parte, su contratación -temporada 2013/14- ya estaría amortizada económicamente en el balance del club.
La opción de la Premier
De hecho, en su país puede estar la solución pues todos estos condicionantes no pasan desapercibidos para el futbolista y su representante, el poderosos Jonathan Barnett, pero tampoco patra los clubes de la Premier League que han cortejado al madridista en los últimos años.
Su antiguo equipo, el Tottenham, ya pensó repatriar al que fuera su joven estrella antes de volar a Madrid a cambio de 101 millones de uros. Su regreso a Londres con la carta de libertad bajo el brazo sería un negocio redondo para Daniel Levy.
También el Manchester United se ha intereasdo por Bale de manera repetida en los últimos mercados, y es obvio que enfundarse la camiseta de los ‘Red Devils’ y jugar en Old Trafford sería un buen destino para Gareth.
Paraísos del golf
Otras opciones que baraja Barnett para su representado es recalar en algun club de la MLS estadounidense o la J-League japonesa, competiciones que pagan bien a las estrellas del fútbol europeo que quieren bajar un punto la tensión competitiva, seguir disfrutando del fútbol y, por supuesto, mantener su multimillonario caché.
Gran Bretaña, Estados Unidos y Japón, tres paraísos para los amantes del golf en los que Bale podría disfrutar de su segunda gran pasión -recordemos que la primera es Gales- mientras apura sus últimos años de fútbol. La esperanza del Real Madrid es que el futbolista también considere que es la mejor solución para todos.
Fuente:SPORT