El doctor Kwane Stewart no es un veterinario al uso. Ni si quiera un ciudadano corriente. Cuando conduce hacia su trabajo en Los Ángeles, si ve a una persona sin hogar con un perro, no retira la vista y mira hacia otro lado, si no que conduce hacia él, aparca y se baja con su maletín médico para preguntar si el animal necesita algo. Y no cobra por el servicio.
Cuando se graduó, Stewart, de 49 años, no tenía idea de que su trabajo versaría más sobre los dueños que sobre sus mascotas. Ya ha tratado a unos 400 animales en los nueve años que ha trabajado como veterinario callejero.
En su tiempo libre se dirige a zonas empobrecidas y deambula por las calles, generalmente en su ciudad natal de San Diego y Los Ángeles, así como en Sacramento y San Francisco, con la esperanza de ofrecer vacunas gratuitas y atención veterinaria a los animales callejeros.
«Me encanta el trabajo», afirmó a la cadena NBC,«lo hago porque es muy gratificante para mí, espiritualmente. Soy muy afortunado de estar viviendo mi sueño de ser veterinario».
Antes de asumir su papel de The Street Vet (El veterinario de la calle), serie que documenta muchas de sus historias y que se transmite en más de 30 países, Stewart creció en Nuevo México, donde pasó su infancia tratando de rescatar animales callejeros y soñando con cambiar los desiertos por playas. Este sueño finalmente le llevó a cursar medicina veterinaria en California, donde dirigió un hospital de animales antes de convertirse en veterinario del condado de Stanislaus en Modesto
Pero cuando la crisis golpeó a Estados Unidos en 2007, Stewart se dio cuenta de que tenía que hacer mucho más por los animales que de repente habían sido sido parte de los daños colaterales del agujero financiero.
«La ciudad de Modesto fue golpeada especialmente fuerte y fue una zona de impacto para California en lo que respecta a la pérdida de empleos y la pérdida de viviendas. La gente simplemente dejaba a sus mascotas en refugios», explicó Stewart a CNN.
A medida que la Gran Recesión hizo que las personas sin hogar de California aumentaran año tras año, también aumentó el número de animales en la calle.
Entonces, un día en 2011, «por capricho», Stewart colocó una mesa en un comedor con su hijo y su novia. Quería mostrarle a su hijo pequeño la importancia de retribuir. Cada vez que veía a alguien con un animal, le llamaba y le ofrecía un chequeo a su mascota. «Lo supe en ese momento y sabía que iba a seguir haciéndolo«, contó a NBC.
«Ese instante fue un punto de inflexión en mi carrera profesional. Hasta entonces, había estado practicando medicina para clientes que podían pagar por todo. Pero de repente fui sacudido por esta guerra económica y la gente ni siquiera podía darse el lujo de cuidar a sus mascotas», explicó.
«Antes de darme cuenta, tenía una cola laguísima. Había algo en eso que me encantaba. Lo hice una vez más antes de decidir llevarlo a la calle y caminar hacia las personas sin hogar en lugar de esperar a que se me acercaran», relató a CNN.
Algunas de las enfermedades comunes que este veterinario con 20 años de experiencia trata incluyen alergias, infecciones de la piel y los oídos, pulgas, dientes defectuosos e incluso artritis.
Cuando Stewart no está recorriendo las calles buscando perros o gatos a los que pueda tratar, trabaja para Netflix como experto en animales de rodaje de películas para garantizar la seguridad de todos y de los decorados.
Una misión
Para los animales que necesitan vacunas, medicamentos o alimentos, Stewart paga los costes de su bolsillo. Sin embargo, a menudo se topa con animales con problemas graves como caries o enfermedades que necesitan tratamiento en una clínica veterinario. Para estos casos, Stewart usa su la plataforma de microfinanciación para cubrir cirugías y procedimientos más complejos que pueden llear costar miles de dólares.
Alrededor del 98% de las mascotas que Stewart encuentra en las calles son perros, aunque hay una cantidad sorprendente de gatos y ocasionalmente aves o reptiles. Si bien ha escuchado comentarios de que las personas sin hogar no deberían tener mascotas, Stewart no comparte esa opinión porque ha visto los beneficios tanto para ambos.
«Para una mascota, su dueño es su universo. Pero normalmente nos vamos a trabajar y dejamos a nuestra mascota sola a veces ocho, diez o doce horas al día y simplemente se sientan y nos esperan. Las personas sin hogar están con sus animales cada minuto de cada día», argumentó el veterinario en NBC.
Y las mascotas pueden proporcionar a las mujeres sin hogar una sensación de protección y seguridad, y ofrecer esperanza a sus acompañantes, una razón para no ceder ante la desesperación o caer más profundamente en la adicción a las drogas o al alcohol, añadió. Y recordó lo que un hombre le dijo una vez en la calle: «Mi perro es más beneficioso para mí que cualquier píldora o sesión de terapia».
«He visto a personas sin hogar alimentar a su mascota antes que a ellos mismos. Les he visto dar su último dólar para cuidar a su mascota. Se sostienen mutuamente y ese es el poder de la compañía de los animales», añadió.
No importa dónde esté o hacia dónde se dirija, Stewart siempre conduce preparado con su bolsa médica, y golosinas para animales, para detenerse cada vez que ve a una persona sin hogar con un animal. Los fines de semana, pasa horas caminando por áreas como Skid Row en Los Ángeles y el centro de San Diego en busca de dueños de mascotas sin hogar a los que pueda echar una mano.
Estigma de las personas sin hogar
Una de las lecciones más importantes que Stewart dijo que aprendió al trabajar como veterinario callejero es que casi todo lo que creía saber sobre la falta de vivienda no era cierto.
«Como muchos ciudadanos, tenía prejuicios sobre las personas sin hogar antes de comenzar a hacer este trabajo. Simplemente haces suposiciones acerca de su historia sin siquiera saber nada de ellas. Aprendes muy rápidamente que no tienes idea de qué les llevó a esa situación. Podría ser la pérdida de trabajo que conduce a la pérdida a un hogar hipotecado, y a partir de ahí la bola de nieve crece rápidamente», explicó a CNN.
Las personas sin hogar también enfrentan la idea errónea de que son incapaces de cuidar a un animal, algo que Stewart tambié consideró al principio: «Cuidan a sus mascotas incluso mejor que nosotros. Siempre se aseguran de que esté alimentada. Médicamente es donde necesitan ayuda».
A veces, cuando ofrece ayudar a una mascota, su dueño la rechaza y sospecha de sus motivos. La cautela está justificada: Stewart ha visto como otros ciudadanos escupían a personas sin hogar y arrojarles comida desde la ventana del automóvil mientras les gritaban.
Pero cuando aceptan su ayuda, todo cambia. «Cuando examino a su animal y realmente le enfoco mi atención a su mascota y no a ellos, simplemente comienzan a abrirse. Y algunas de las cosas por las que han pasado son extraordinarias«, afirmó.
«Por encima de todo, aprendí que la falta de vivienda se puede resolver si realmente hay intención. Esto es de nuestra propia creación. Hemos estado aplicando tiritas durante mucho tiempo, con una comida gratis aquí y allá, pero no hay realmente una base para sacarlos de las calles y mantenerlos fuera de las calles», denunció.
Si bien resolver el problema de la falta de vivienda llevará muchos años, por ahora California tiene a un veterinario recorriendo las callee para asegurarse de que las personas sin hogar y sus animales siempre tengan asistencia.
Fuente:Telemundo