Aunque ya se sabe que el derretimiento de la capa de suelo congelado del Ártico está provocando la liberación de metano y otros gases de efecto invernadero, el problema todavía no ha podido ser adecuadamente dimensionado.
La NASA, sin embargo, reportó haber identificado al menos dos millones de «puntos críticos» de emisión de metano en tan solo 30.000 kilómetros cuadrados de permafrost ártico.
Los últimos hallazgos de la institución mejor conocida por su exploración espacial, recientemente presentados en un artículo publicado en la revista Geophysical Research Letters, también pueden ayudar a comprender mejor el proceso de liberación del gas en esa zona del planeta.
Y esto, a su vez, también ayudará a estimar mejor las emisiones de metano en el Ártico.
La contribución de la NASA es más que bienvenida porque, como explica Esprit Smith, del equipo de prensa de la organización, el Ártico se extiende por millones de kilómetros cuadrados, muchos de ellos inaccesibles para los humanos.
«Esta inaccesibilidad ha limitado la mayoría de las observaciones terrestres a lugares con infraestructura existente, una pequeña fracción del vasto y variado terreno ártico», recordó Smith.
«Mientras que las observaciones satelitales no son lo suficientemente detalladas para que los científicos identifiquen patrones clave e influencias ambientales de pequeña escala en las concentraciones de metano».
Esto fue lo que hizo que los científicos del Experimento de Vulnerabilidad Boreal Ártica de la NASA (ABoVE, por sus siglas en inglés) trataran de encontrar una manera de cerrar esa brecha.
Para ello, en 2017 utilizaron aviones equipados con la nueva generación del Espectrómetro de Imágenes Infrarrojas Visibles en el Aire (AVIRIS – NG), un instrumento altamente especializado, para sobrevolar un pedazo del paisaje ártico.
Y fue el AVIRIS – NG el que permitió la identificación de los dos millones de puntos críticos de emisión de metano.
«Consideramos puntos críticos aquellas áreas que superan las 3.000 partes por millón«, explicó Clayton Elder, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, quien estuvo a cargo de la operación.
40 metros
Los datos recopilados también le permitieron a Elder y su equipo identificar un patrón: en promedio, los puntos críticos de metano se concentraron principalmente a aproximadamente 40 metros de cuerpos de agua, como lagos y arroyos.
Después de la marca de 40 metros, la presencia de puntos calientes se volvió gradualmente más escasa.
Y a aproximadamente 300 metros de la fuente de agua cayeron casi por completo.
Según la NASA, Elder y su equipo aún no saben a ciencia cierta por qué 40 metros es el «número mágico«, pero los estudios adicionales que han llevado a cabo en el terreno dan una idea.
«Después de dos años de estudios de campo que comenzaron en 2018 en un lago de Alaska con un punto de metano, encontramos una descongelación abrupta del permafrost justo debajo del punto de acceso», explicó Elder.
«Es esa contribución adicional de carbono permafrost -carbono que se ha congelado durante miles de años- la que le da los microbios alimento para masticar y convertir en metano a medida que el permafrost se continúa descongelando», dijo.
El AVIRIS-NG ya se había utilizado con anterioridad para ayudar a la medición de emisiones de metano causadas por el ser humano en áreas pobladas, pero esta es la primera vez que el instrumento se emplea para encontrar puntos críticos en áreas previamente no exploradas.
Los científicos solo están rascando la superficie de lo que es posible con los nuevos datos, pero sus primeras observaciones son valiosas.
«Ser capaz de identificar las causas probables de la distribución de los puntos críticos de metano, por ejemplo, los ayudará a calcular con mayor precisión las emisiones de este gas de efecto invernadero en aquellas áreas que no hemos podido observar», destacó Simth.
«Y este nuevo conocimiento mejorará los modelos de las dinámicas del metano en el Ártico y, con ello, nuestra capacidad de pronosticar el impacto de la región en el clima global y los impactos del cambio climático global en el Ártico», concluyó.
Fuente: BBC