El intento que encabezan las facciones proiraníes por expulsar a las tropas estadounidenses de Irak tras el asesinato de un general iraní está ganando impulso, y se ha visto reforzado por una votación en el Parlamento para exigirle al gobierno iraquí que así lo haga.
Pero la ruta a seguir aún no está clara, y en el profundamente dividido territorio iraquí, con un primer ministro que renunció y una inminente guerra indirecta entre Estados Unidos e Irán, poner fin a los 17 años de presencia militar estadounidense en Irak es una misión arriesgada y complicada.
Irak apenas comenzaba a recuperarse de su devastadora guerra de cuatro años en contra del grupo Estado Islámico cuando estalló un levantamiento popular en contra de la élite gobernante el pasado 1 de octubre, lo que obligó a que el primer ministro Adel Abdul-Mahdi presentara su renuncia dos meses después. El cargo continúa vacante.
El retiro de las tropas estadounidenses podría socavar el combate contra el Estado Islámico, permitiendo el resurgimiento de los extremistas. Miembros del EI con frecuencia realizan ataques en el norte y oeste de Irak, ocultándose en las agrestes zonas desérticas y montañosas. Las fuerzas de seguridad iraquíes dependen de Estados Unidos en cuestiones logísticas y de armamento para perseguirlos.
Un retiro estadounidense también podría permitir que Irán extienda su influencia en Irak, que al igual que Irán cuenta con una mayoría chií.
“No es tan fácil”, dijo el analista político libanés Ibrahim Bayram. “Esto incrementaría las complicaciones dentro de Irak, los conflictos y contradicciones… y el enfrentamiento, político y no político, entre iraníes y estadounidenses”.
El secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, dijo por su parte que Estados Unidos “no ha tomado decisión alguna sobre salir de Irak”, y que el país sigue comprometido con la campaña para vencer al grupo Estado Islámico y la región.
La votación del domingo para sacar del país a 5.200 elementos de tropa de Estados Unidos en Irak requiere de la aprobación del gobierno iraquí. Pero resalta el profundo deterioro en las relaciones entre Washington y Bagdad en medio de las crecientes tensiones entre Estados Unidos e Irán después del ataque en el que el general iraní Qassem Soleimani fue abatido en el aeropuerto de Bagdad.
Estados Unidos retiró a sus tropas de Irak en 2011, pero volvieron en tres años después a invitación del gobierno para ayudar en la batalla contra el grupo Estado Islámico. Los extremistas se habían apoderado de extensas zonas del norte y el oeste, incluyendo la segunda ciudad más grande de Irak, Mosul, después del colapso de las fuerzas de seguridad iraquíes. Una coalición encabezada por Estados Unidos proporcionó el crucial respaldo aéreo mientras las tropas iraquíes, incluyendo milicias con respaldo de Irán, se reagrupaban y expulsaban al EI, en una campaña que se prolongó por tres años.
A diferencia de los despliegues estadounidenses previos, que eran regidos por el Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas que delineaban claramente las reglas de terminación, las tropas estadounidenses se encuentran actualmente en Irak bajo una solicitud mucho menos formal presentada por el entonces primer ministro Nouri al-Maliki.
La presión ha ido en aumento para exigir el retiro de tropas estadounidenses desde la caída del EI en 2017, particularmente entre las facciones leales a Irán. Pero el llamado para su salida incrementó en medio de la indignación que provocó el ataque de la semana pasada en el que murió Soleimani y otros altos líderes de la milicia iraquí.
El domingo, Abdul-Mahdi pidió al Parlamento tomar “medidas urgentes” para garantizar la salida de las fuerzas extranjeras del país. En una clara señal de división, la sesión fue boicoteada por varios legisladores suníes y kurdos que se oponen a la cancelación del acuerdo con Estados Unidos, y la mayoría de los legisladores que votaron eran chiíes.
No está claro qué medidas podría tomar Abdul-Mahdi tras la votación en el Parlamento. Los expertos discrepan sobre si, tras haber presentado su renuncia, aún tiene la autoridad para pedir la terminación de la presencia estadounidense.
La votación en el Parlamento molestó al presidente Donald Trump, quien rápidamente advirtió que impondría sanciones sobre Irak si el gobierno expulsa a sus tropas. Agregó que Estados Unidos no se iría sin que se le pague la inversión militar que ha hecho a lo largo de los años.
Fuente:AP