Asesta golpe a gigantes farmacéuticos por Acuerdo T-MEC

443

El nuevo acuerdo comercial de América del Norte que está cerca de ser aprobado en el Congreso estadounidense brinda tanto a la Casa Blanca como a los demócratas la oportunidad de clamar victoria y ofrece a los productores del campo y otros sectores reglas más claras para el enorme flujo de mercancías entre Estados Unidos, México y Canadá.

Sin embargo, el pacto, conocido como T-MEC, deja al menos un perdedor imprevisto: la industria farmacéutica, un cabildero casi invencible en Washington.

Para satisfacer a los legisladores demócratas, el gobierno de Trump eliminó una cláusula que habría dado a los fabricantes de medicamentos biológicos una protección de 10 años contra los genéricos. Los demócratas se oponían a lo que describían como un obsequio para la industria, que podría haber fijado precios inflados porque se suprimía la competencia. Algunos ejemplos de estos medicamentos elaborados con células vivas figuran algunas inyecciones contra el cáncer y contra padecimientos inmunológicos, como la artritis reumatoide.

“Esta es una de las primeras veces que hemos visto perder a las farmacéuticas”, dijo el representante demócrata Earl Blumenauer, que encabeza una subcomisión de comercio. “Tienen un historial impresionante porque constituyen una fuerza política enorme. Se gastan muchísimo dinero en cabildeo, publicidad y contribuciones de campaña, pero nos mantuvimos firmes y ganamos en todos los sentidos”.

El retiro de la disposición también ayudó a ilustrar que los elevados precios de los medicamentos se han convertido en un tema político fuerte. También es un recordatorio del reiterado compromiso del presidente Donald Trump de trabajar para conseguir que baje el costo de las medicinas.

La semana pasada, las farmacéuticas sufrieron otra derrota _ quizá temporal _ cuando los demócratas aprobaron en bloque en la cámara baja una propuesta que autorizaría al programa Medicare usar su influencia en el mercado para negociar precios más bajos con las farmacéuticas. No obstante, la propuesta no tiene muchas probabilidades de ser aprobada en el Senado, donde los republicanos son mayoría.

Sin embargo, el T-MEC parece encaminado a su aprobación en el Congreso sin la protección a los biomedicamentos como pretendía la industria farmacéutica. El pleno de la Cámara de Representantes aprobó el jueves el acuerdo con votación de 385-41. No se prevé que el Senado lo analice sino hasta enero.

“No es un misterio”, dijo la representante demócrata Jan Schakowsky, que ayudó a negociar el nuevo acuerdo comercial con el gobierno de Trump. “Si sondeas al pueblo estadounidense, el costo de los medicamentos es un asunto muy importante. Está realmente en lo alto de la lista”.

El acuerdo comercial alcanzado el año pasado con México y Canadá concedía a los medicamentos biológicos una protección de 10 años frente a alternativas más baratas conocidas como biosimilares. Entre los principales biofármacos están los medicamentos contra el cáncer Rituxan y Humira, además de Enbrel para el combate de trastornos inmunológicos.

La industria farmacéutica _y el gobierno de Trump_ habían argumentado que los productores de medicamentos biológicos necesitaban una protección de años para tener ganancias antes de que se autorizara la salida de los biosimilares al mercado. De lo contrario, argumentaron, las grandes marcas y las nuevas firmas biotecnológicas, que dependen de dinero de firmas de capital de riesgo, tendrían poco incentivo para invertir en el desarrollo de nuevos medicamentos.

“El anuncio de hoy da prioridad a la política en lugar de los pacientes”, opinó la semana pasada el principal grupo que representa a la industria, PhRMA, en un comunicado. “Eliminar la cláusula sobre medicamentos biológicos en el T-MEC retira protecciones vitales para los innovadores, y no hace nada para ayudar a los estadounidenses enfermos a pagar sus medicinas ni acceder a tratamientos y curas futuras”.

La industria rechazó además la noción de que la cláusula sobre los biomedicamentos habría mantenido los precios elevados y perjudicado a los consumidores. Agregó que las actuales leyes estadounidenses ya les dan a los medicamentos biológicos una protección de 12 años, dos más que la prevista inicialmente en el T-MEC. Sin embargo, la cláusula que los demócratas lograron retirar habría obligado a México a aumentar la protección de cinco años y a Canadá la de ocho, lo que podría perjudicar a los consumidores estadounidenses que busquen medicamentos menos costosos en esos países.

Además, afirmaron los demócratas, si el Congreso hubiera ampliado el monopolio de los medicamentos biológicos en el T-MEC, habría impedido que los legisladores lo disminuyeran, por decir, a los siete años propuestos alguna vez por el gobierno de Barack Obama.

“Habríamos estado bloqueados”, dijo Schakowsky.

Para la industria, este revés supone un giro drástico. Hace cuatro años, el sector ayudó a frustrar un tratado comercial del gobierno de Obama con 11 países de la Cuenca del Pacífico, argumentando que una protección de ocho años era insuficiente. Ahora, el nuevo tratado de América del Norte no contiene ninguna protección.

En 2006, la industria logró una victoria importante cuando ayudó a aprobar en el Congreso una iniciativa que añadió cobertura de medicamentos de prescripción para los beneficiarios del programa Medicare, pero que prohibía al gobierno negociar precios más bajos. Esa restricción abrió “una caja de Pandora” que despejó el camino para alzas injustificables, dijo Steve Brozak, analista de WBB Securities.

Los productores farmacéuticos comenzaron a elevar los precios de medicinas existentes varias veces al año, a veces más de 20% en un año. Comenzaron además a comercializar medicamentos biológicos con precios de lista que rebasaban los seis dígitos al año. En mayo, las autoridades reguladoras en Estados Unidos aprobaron una terapia genética de una sola ocasión, Zolgernsma, cuyo precio exorbitante alcanza 2,1 millones de dólares por paciente.

Hubo una reacción en su contra, especialmente tras reportes noticiosos y audiencias en el Congreso que expusieron historias de enfermos racionando medicinas e incluso muriendo porque no podían pagar la insulina y otros medicamentos.

Las farmacéuticas han “estado a la defensiva más de lo que hayamos visto antes”, dijo David Certner, abogado de la AARP, una asociación civil no lucrativa que aboga por los intereses de las personas jubiladas en Estados Unidos.

El año pasado, dijo Certner, el Congreso le asestó a la industria dos derrotas: primero, al incrementar los descuentos que los fabricantes farmacéuticos deben dar a los ancianos en los medicamentos caros no cubiertos por Medicare, y meses después al rechazar los intentos de la industria de revertir el cambio.

Y en enero, la industria perdió a quien quizás era su mayor defensor en el Congreso, el senador republicano Orrin Hatch, quien decidió jubilarse.

Trump había prometido desde hace tiempo abordar el problema de los precios de los medicamentos. El miércoles, el gobierno avanzó en un plan para permitir a los estadounidenses un acceso seguro y legal a medicamentos menos costosos del exterior. Hasta ahora, la mayoría de las iniciativas de Trump sobre precios de medicamentos no han ido a ninguna parte y su equipo comercial había negociado la inclusión de la cláusula sobre los biomedicamentos en el T-MEC.

Frente a la molestia de la opinión pública, la resistencia demócrata y el hecho de que México y Canadá no tenían razón para apoyar la cláusula, el gobierno de Trump cedió. Cuando llegó a un acuerdo con los representantes demócratas la semana pasada sobre el T-MEC, la cláusula quedó fuera.

“Claramente, deshacerse de la cláusula de los medicamentos biológicos fue un retroceso”, dijo el martes el representante comercial estadounidense Robert Lighthizer en entrevista con Fox Business Network. “Hubo un acuerdo. El control demócrata en la Cámara de Representantes tiene sus consecuencias. Era necesario y lo lamento”.

Jeffrey Francer, abogado general de la Asociación para Medicamentos Asequibles, que representa a las compañías de medicamentos genéricos y biosimilares, lo ve de forma diferente: “El presidente decidió no meter las manos al fuego por la industria farmacéutica”.

Fuente: elnuevoherald.com