Estamos en pleno apogeo de la temporada navideña. Por estos días, tiendas y centros comerciales son asediados por personas que salen en la búsqueda de obsequios para familiares o amigos. Pese a que es una época de celebración, fiesta y regocijo, también se convierte en una coyuntura ideal para estafadores, que se aprovechan de esta vorágine para engañar a personas distraídas por las compras y los regalos de fin de año.
Con el ánimo de alertar sobre estos delitos, cómo ocurren y cómo prevenirlos, DIARO LAS AMÉRICAS conversó con Alejandra Hoyos-Núñez, gerente del Distrito Sur Wells Fargo, quien impulsa un intenso trabajo educativo en la comunidad con el objetivo de informar sobre estas actividades fraudulentas y la manera más efectiva de impedirlas.
La estafa más común
De acuerdo con Hoyos-Núñez, una de las prácticas más usuales es la relacionada con el fraude en las redes sociales. “En inglés le llamamos click hacking -explica-. Se trata de hacer invitaciones a través de un enlace de internet que no es legítimo. Puede ser también por medio de un mensaje de texto o de correo electrónico, pero básicamente es más frecuente en las redes sociales”.
Para ejecutar este tipo de engaño, los ladrones se valen de dos tácticas muy bien diferenciadas. “Una, haciendo una invitación con un enlace para donar dinero a una causa específica, que pueda ser reconocida. La segunda haciendo una invitación con esos enlaces falsos a participar y aprovechar el momento de ofertas extraordinarias, que están asociadas con marcas muy conocidas”.
Comenta la especialista que, por lo general, el usuario asume que esas promociones son auténticas. “Ahí es donde se comete el fraude, porque el enlace los lleva, bien sea a una encuesta, o a contestar ciertas preguntas, donde comienzan a proveer información que no deberían”, puntualiza.
De este modo, los ladrones se apropian de datos personales con lo que completan un perfil tras el cual poder cometer el robo. No obstante, refiere la experta que existen varias opciones para poder detener, o al menos minimizar, el daño.
“Lo primero es estar muy alertas y leer muy bien”, precisa Hoyos-Núñez y enfatiza en el hecho de que es preciso analizar cuál es el mensaje, cómo está escrito, qué nos ofrece y cómo, para que seamos capaces de determinar e identificar errores ortográficos u otras faltas gramaticales.
“Es muy posible que eso sea una señal de que la página o el mensaje no es legítimo”, indica.
Sin embargo, aquí también incide el hecho de que la comunidad hispana se convierte en un blanco perfecto para este tipo de prácticas. “Por lo regular los enlaces están en inglés, y si no se tiene el dominio del idioma, se está más expuesto”, afirma.
En este caso, recomienda “hacer búsquedas cortas en internet, pero no directamente desde la página social, o desde el enlace, sino entrando y buscando individualmente las páginas oficiales de esas campañas o instituciones”.
Ataque a las cuentas bancarias
El segundo método más utilizado por los ladrones es el denominado card cracking, que se relaciona con el fraude a cuentas bancarias, ya sea por medio de las tarjetas de débito o crédito.
Según la experta, el modus operandi es amplio y puede llegar en forma de mensajes, donde se le notifica a la persona que su tarjeta ha sido suspendida. “Piden que llamen de inmediato a la institución, o que se comuniquen con ellos a través de una enlacen que envían”, adiciona.
Asegura la gerente de Wells Fargo que una vez que la persona se engancha en la llamada, le comienzan a pedir información sensible que la víctima entrega sin darse cuenta de que se trata de un fraude.
Alega además, que otra técnica común es ofrecer ganar dinero rápido. “Piden los datos y luego hacen un depósito en la cuenta de la persona de quien tomaron la información, pero el cheque es falso o no tiene fondos”. Explica que el procedimiento lo efectúan en un periodo de tiempo donde no se puede validar el cheque, y con esto obtienen el número de la cuenta privada de donde retirar dinero.
Alejandra Hoyos-Núñez, gerente del Distrito Sur Wells FargoCortesía Wells Fargo
“Ahí vuelven al usuario y lo guían en cómo crear un caso de fraude con la institución financiera, pero esto es un riesgo muy grande, porque no solamente están desfalcando a la persona, sino que la persona queda expuesta a una acción legal, porque pudiera considerarse que es parte del fraude”, aclara la especialista.
Para evitar caer en este tipo de celada, Alejandra aconseja ser muy cuidadosos en el uso de las tarjetas de crédito o débito cuando se pague en un establecimiento cualquiera. “Asegúranos de que nos la devuelven apropiadamente y que el nombre que aparece en la tarjeta es el nuestro”.
También sugiere que las personas memoricen el lugar donde la guardan, y si en algún momento tiene la certeza que la perdieron, pueden utilizar las aplicaciones disponibles para desactivar las tarjetas extraviadas temporalmente, o hacer uso de las alertas en los móviles donde pueden monitorear constantemente las compras y ventas que realizan.
Cuidado con los cajeros automáticos
Manifiesta Hoyos-Núñez que en cuanto a este tipo de robo, los ladrones también se valen de diferentes tácticas que van desde colocar dispositivos magnéticos o electrónicos en los cajeros, hasta interactuar físicamente con las personas.
En el primer caso, manifiesta que emplazan mecanismos “relativamente pequeños, muy difíciles de detectar a la vista. Esos dispositivos toman fotografías, pueden leer el magnético de las tarjetas o pueden obtener información cuando los usuarios usan su número de identificación personal”.
Revela también que los delincuentes acostumbran a situarse alrededor de los cajeros automáticos y entonces “una persona se acerca al usuario, le inicia una conversación y lo distrae, mientras otro obtiene la información de la tarjeta”. También comenta que suelen acoplarse en la fila, “pero no a una distancia razonable, sino que se ponen en grupo de dos. Así que cuando la persona va a usar la tarjeta, ellos tienen acceso a ver cuál es el código del usuario”.
Hoyos-Núñez recomienda que es fundamental no descuidarse mientras estamos frente al cajero y mantenerse atento a cualquier comportamiento sospechoso. Advierte que si se detecta algo fuera de lo normal, lo preferible es “no usar ese cajero, irse a otro, y reportarlo”, por otro lado tampoco permitir que “nadie se le acerque durante la extracción de dinero” y en cualquier caso siempre que la persona use su código de acceso tener presente de “cubrirlo con su propia mano”.
Los más vulnerables
De acuerdo con la gerente de Wells Fargo, entre los grupos poblacionales más vulnerables a los estafadores, paradójicamente, se encuentra los Millennials, sobre todo en los casos de card cracking.
Según Alejandra, este patrón viene dado, porque la mayor parte de estos jóvenes se encuentran en una etapa donde les preocupa no ganar suficiente dinero para satisfacer sus necesidades, y además, son muy activos en las redes sociales y en el uso de las nuevas tecnologías. En el otro extremo, muchas personas de la tercera edad son presas preferidas de los delincuentes en los cajeros, justamente, por las propias limitaciones físicas de la edad, que no les permiten estar tan alertas a diferencia de adultos más jóvenes.
No obstante, Hoyos-Núñez argumenta que durante los últimos años los bancos también han desarrollado mejores estructuras de seguridad en el uso de los cajeros, las transacciones electrónicas, en las normas de monitoreo de fraudes, así como en la implementación de un sistema protección mucho más eficiente.
Sin embargo, en su opinión la labor educativa sigue siendo clave: “Si la persona no está educada apropiadamente en este tipo de situaciones, uno puede tener un título universitario muy alto, pero si nunca ha estado expuesto a transacciones fraudulentas de ningún tipo, la inocencia y la ingenuidad hace que sean víctimas fáciles”, concluye.
Fuentw Diario las Américas