Una grave acusación y un giro crucial en el proceso de juicio político contra Trump

433

 La acusación impresionantemente significativa que los demócratas consignaron en su informe de juicio político representa el esfuerzo más amplio hasta el momento para entender el alcance del supuesto delito del presidente Donald Trump y convertirlo en una inculpación definida.

En efecto, el resumen de 300 páginas de la Comisión de Inteligencia de la Cámara sobre testimonios de testigos, cronologías y registros telefónicos acusó a Trump de perpetrar uno de los delitos políticos más graves en la historia de Estados Unidos.

El informe es una hoja de ruta hacia artículos formales para la destitución: el argumento dirigido a una nación –dividida sobre el destino político de Trump– acerca de que no hay otra alternativa diferente a destituirlo de su cargo 11 meses antes de las próximas elecciones generales por la presión que ejerció sobre Ucrania a cambio de favores políticos.

La acusación severa que la Comisión Judicial de la Cámara asumirá en su primera audiencia de juicio político este miércoles se ajusta a la gravedad del deber más serio del Congreso: decidir si finaliza una presidencia.

Esto es que el presidente número 45 de Estados Unidos representa una amenaza inmediata, clara y futura para la seguridad nacional estadounidense, para la Constitución y para la resistencia de la propia gobernanza democrática del país.

“Deberíamos preocuparnos por esto, debemos preocuparnos por esto, y si no lo hacemos, podemos estar absolutamente seguros de que el presidente lo hará todo de nuevo”, sostuvo este martes el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el demócrata Adam Schiff.

A pesar de la intriga del proceso de juicio político, que durante dos meses ha concentrado toda la atención, y del despiadado fuego cruzado político, la audiencia de este miércoles representa un momento oscuro en la historia de Estados Unidos.

Los intentos por destituir a un presidente en funciones solo han llegado hasta este punto en tres ocasiones anteriores y el juicio político generalmente abre llagas que infectan la vida política de la nación durante décadas.

Sin embargo, a pesar de lo crucial que es la situación actual, no resulta una sorpresa. Desde sus primeras horas, la presidencia de Trump se desgarró por las costumbres de su oficina, rechazó las restricciones que sus predecesores aceptaron y se inmiscuyó en los límites de la ley. La acusación parece con frecuencia una consecuencia lógica.

Schiff entrega el bastón del proceso

La seriedad de la acusación desmiente las batallas partidarias superficiales que estallaron a raíz del supuesto esquema de Trump con Ucrania. Es mucho más detallada que el documento de 123 páginas enviado este lunes por la minoría del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, el cual no desmanteló los hechos expuestos por los demócratas, pero sí argumentó que la conducta de Trump se ajustó perfectamente a los límites.

Y es un ejercicio mucho más coherente que el de Trump cuando este martes criticó en Londres a Schiff y lo llamó un “ser humano demente”.

La Comisión Judicial de la Cámara asumirá la responsabilidad de conducir la investigación demócrata hacia su resultado aparentemente inevitable: una votación que puede convertir a Trump en el tercer presidente acusado en el pleno para Navidad.

La comisión escuchará a cuatro profesores de derecho constitucional –tres solicitados por los demócratas y uno por los republicanos–, en lo que será la primera prueba a la capacidad del presidente de la Comisión Judicial, Jerry Nadler, para gestionar un proceso tan disciplinado y contundente como el que logró Schiff en audiencias televisadas.

La tarea de la comisión será redactar el producto que entregó Schiff en términos de artículos vinculantes al juicio político, es decir, las acusaciones formales de que el comportamiento del presidente satisface el estándar de “soborno, traición y altos crímenes y delitos menores” requeridos para la destitución.

Una acusación audaz y grave

Específicamente, el informe de Schiff asegura que Trump y una franja más amplia que la previamente establecida de funcionarios y socios de alto rango intentaron obligar a Ucrania para que investigara al potencial rival interno del presidente, Joe Biden, solicitándole así, en efecto, a una potencia extranjera que interfiera en una elección estadounidense. Además, el reporte sostiene que Trump condicionó una visita a la Casa Blanca y casi 400 millones de dólares de ayuda militar por parte de EE.UU. al anuncio de la investigación y a una indagación sobre la teoría de conspiración acerca de que los ucranianos se entrometieron en las elecciones de 2016.

Y cuando Trump se vio descubierto inició un esfuerzo categórico para encubrir su estrategia, que según el informe fue ideado desde los niveles más altos.

Luego, presentando un caso más amplio, el informe demócrata busca poner el comportamiento de Trump en un contexto filosófico y lo compara con las expectativas de la presidencia misma.

La audacia y la gravedad de la acusación contra Trump, en términos históricos y constitucionales, es impresionante.

“Ningún otro presidente ha despreciado la Constitución y el poder del Congreso para realizar la supervisión a este nivel”, asegura el informe. “Ningún presidente ha reclamado para sí mismo el derecho de negar la autoridad de la Cámara para llevar a cabo un proceso de juicio político, controlar el alcance de un poder exclusivamente conferido a la Cámara y prohibir toda cooperación del Poder Ejecutivo”, añadió el documento.

Y continuó: “Hasta el presidente Richard Nixon, quien obstruyó las funciones del Congreso al negarse a entregar evidencia clave, aceptó la autoridad del Congreso para realizar una investigación de juicio político y permitió que sus ayudantes y asesores produjeran documentos y testificaran ante las comisiones del Congreso”.

Advirtiendo que si Trump no se detiene ahora podría cometer nuevos delitos contra el estado –o allanar el camino para un futuro presidente mentiroso–, el informe presenta una teoría clara sobre la destitución, incluso si no llega a una recomendación.

El caso es especialmente estricto cuando se relaciona con lo que la Comisión de Inteligencia llama una obstrucción sin precedentes por parte de Trump hacia la responsabilidad del Congreso de realizar la supervisión.

“El daño a nuestro sistema de controles y equilibrios, y al balance de poder dentro de nuestras tres ramas de gobierno, será duradero y potencialmente irrevocable si la capacidad del presidente para obstaculizar al Congreso no se controla”, advierte el informe.

“Cualquier presidente futuro se sentirá empoderado para resistirse a una investigación sobre su propio delito, malversación o corrupción, y el resultado será una nación con un riesgo mucho mayor de estos tres” escenarios, completa el reporte.

“No procesable”

Las audiencias de la Comisión Judicial de la Cámara son una oportunidad para que los demócratas presenten un caso fuerte que se conecte con el pueblo estadounidense y que dañe irrevocablemente a Trump en términos políticos, incluso en el escenario probable de que el Senado liderado por los republicanos lo absuelva en un juicio político.

Dado el control casi místico de Trump sobre los legisladores republicanos y el apoyo vehemente que tiene de su base, incluso un caso tan completo como este es poco probable que supere a una nación que está irrevocablemente polarizada sobre su presidente.

En su documento previo al informe demócrata, el Partido Republicano en la Cámara de Representantes argumentó efectivamente que nada de lo que el presidente, sus asistentes o su abogado personal Rudy Giuliani hicieron en el caso Ucrania usurpó su autoridad.

Trump argumenta que todo es un “engaño” y rechaza las críticas a la llamada telefónica que sostuvo del 25 de julio con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, asegurando que su conducta fue perfecta.

Pero los republicanos, mientras acusan a los demócratas de privar a Trump de sus derechos y amañar la investigación en su contra, no han desestimado ampliamente los hechos en cuestión.

Se han unido a la campaña de desinformación y desvío de atención de Trump, con el objetivo de devaluar los hechos y crear ambigüedad, dejando así a los votantes no familiarizados con los detalles confusos.

Es una estrategia, realizada en alianzas con los micrófonos conservadores y populistas de los medios de comunicación a favor de Trump, que el presidente impulsó durante la investigación del entonces fiscal especial Robert Mueller y logró amortiguar el impacto político de sus hallazgos.

Algunos republicanos están adoptando un enfoque más limitado a sus argumentos contra el proceso de juicio político.

El representante Jim Sensenbrenner, un republicano de Wisconsin que apoyó la destitución del presidente Bill Clinton hace dos décadas, se centró estrechamente en la llamada telefónica entre Trump y Zelensky.

“No creo que el presidente esté cometiendo un delito de destitución”, le dijo Sensenbrenner a Jake Tapper de CNN. “Ningún presidente debería estar por encima de la ley, tampoco debería estar por debajo de la ley”, añadió.

Sin embargo, los demócratas argumentan en su informe que la llamada fue el “crescendo dramático” de una conspiración de un mes contra Ucrania perpetrada por el equipo del presidente.

Fuente:CNN