Estados Unidos celebra el tradicional Día de Acción de Gracias o Thankgiving, una fecha que no pasa desapercibida en ciudades de mayor influencia latina como Miami, en donde los nacionales de otros países que conviven en esta comunidad multicultural aportan “algo” de sus tradiciones a la gran fiesta nacional.
Es el caso de Wilmers Anaya y su esposa Débora Vélez, una pareja de colombianos, ambos nacidos en la ciudad de Barranquilla, en cuyo hogar esta celebración tiene un significado muy especial, tanto por la costumbre anglosajona de agradecer por “las cosas buenas que nos da la vida” como por el “pequeño carnaval” en el que se convierte esta conmemoración.
Anaya, un exitoso empresario del sector inmobiliario que llegó con su esposa a Estados Unidos hace 15 años, dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS que lo “más importante” es que este día “nos reunimos todos en familia” para realizar un encuentro que se prepara con mucho tiempo de antelación, al que también se suman “amigos que vienen a casa” para vivir un momento de unión y fraternidad.
La reunión se realiza —según Anaya— alrededor de un pavo, como es la costumbre, “pero que no es como se come aquí, sino que lo preparamos con un relleno que hace mi esposa, que tiene carne molida de res, huevo y algunas especias para darle un toque más colombiano, especialmente de la Costa Caribe”.
“El secreto del buen sabor del pavo”, como lo dice este barranquillero, “es que lo sazonamos desde el día anterior y el jueves se pone al horno desde las 9 o 10 de la mañana, a fuego lento, para que tenga un mejor sabor y su carne alcance una mejor textura”.
Pero, además del tradicional pavo, la familia Anaya Vélez no celebra el Thanksgiving sin algunos platos típicos de la Costa Atlántica colombiana. “Aquí no puede faltar una carne en posta, arroz de coco y una ensalada que hacemos con mayonesa. También algunos amigos traen postres como flan o dulce tres leches, como lo hacemos en Colombia”, explicó.
Con el pavo listo para la cena, el paso siguiente consiste en sentarse a la mesa con el fin “de que cada uno diga por qué da gracias o si quieren decir algo que hayan vivido en el año”, señaló, y más adelante dijo: “La diferencia es que nuestra cena no es en la tarde, como se hace normalmente, sino que la hacemos a las 9 de la noche, y eso ya es una costumbre”.
Después de las oraciones y letanías por un mejor futuro, las personas que asisten año tras año a casa de esta pareja de colombianos se aprestan a celebrar de la manera como mejor lo hacen en la lejana Barranquilla, una localidad bordeada por el río Magdalena, en donde las palabras “carnaval” o “rumba” parecen impregnadas al ADN de todo el que ha nacido en este lugar ‘mágico’ del Caribe.
Entonces, una canción del legendario Joe Arroyo o Diomedes Díaz, el verdadero forjador del vallenato, es posible que suene en la extensa terraza interior de la vivienda de los Anaya Vélez, y todas las personas que estaban alrededor de la mesa se levantan presurosos para lo que se constituye “en la segunda parte de la celebración: el minicarnaval”.
Del vino u otras “bebidas suaves” que acompañaron la cena, el grupo que puede estar integrado por 25 o 30 personas, pasa a lo que Anaya denomina un “trago más adulto”, y es cuando “de verdad, verdad se prende la fiesta”, con música a volumen alto y parejas que bailan sin descanso.
Así las cosas, algunos optan por tomar whisky, mientras otros se inclinan por el vodka, “sobre todo las mujeres, combinado con arándanos”, explicó. Tampoco falta el aguardiente o la cerveza Águila, donde bebidas tradicionales en Colombia. En ese momento, lo que comenzó como una reunión de personas que hablaban como susurrando en la mesa se transforma en todo un jolgorio.
A la celebración del Día de Acción de Gracias en casa de la familia Anaya, que algunos colombianos del Caribe conocen como “el pequeño consulado de Barranquilla en la ciudad de Miami Lakes”, al norte de Miami, asisten personalidades del deporte y los medios de comunicación de esa región de Colombia.
“Casi todos los años viene mi amigo Édinson Rentería, una de las grandes estrellas del béisbol colombiano, con su esposa y sus dos hijos. También viene el periodista Orlando Palma y José Herrera, que son personas muy queridas en la Costa”, declaró Anaya, quien advierte que, sin embargo, todos los que asisten a este festejo en su casa “son unas grandes personalidades”.
Para este barranquillero, amante de la música salsa, vallenato, merengue y “de todo lo que sea para bailar y pasarla bien”, lo mejor de esta celebración es la “gran oportunidad” que tiene su familia para integrarse y pasar un “momento inolvidable”.
De hecho, según dijo, “algunos amigos vienen desde Colombia o de otras partes más lejanas a pasar con nosotros el Thanksgiving y aquí tienen un espacio en donde pasarla bien, en un ambiente tranquilo y de mucho carnaval, como nos gusta a todos los barranquilleros”.
Wilmers Anaya y su esposa Débora Vélez son padres de dos hijos: Wilmers Isaac Jr., de 30 años y Kenny Gabriela, de 15, a quienes el emprendedor colombiano considera “los reyes de la casa”, junto sus nietos.
Por su familia, pero también por todo lo que ha logrado en este país “en tan corto tiempo, pero con mucho esfuerzo”, Anaya subrayó que el Thanksgiving es el “mejor momento” para darle gracias a Dios “por todas sus bendiciones”.
“Nosotros lo celebramos a nuestra manera, con nuestra música y algo de nuestra comida más tradicional. Lo que sí no podemos cambiar es que el pavo debe estar en medio de esta celebración y pedir que nos siga yendo cada día mejor en Estados Unidos”, dijo finalmente el colombiano.
Fuente:Diario las Américas