Miami Heat perdio varios balones pero aun asi sigue enfocado en la victoria

541

El Heat sabía que los Pelícanos venían volando a ras del mar y la misisón era impedir que cobraran altura. Costó algo de trabajo, pero Miami continuó su buen paso y se solidificó como uno de los equipos más calientes del momento en la NBA.

A pesar de la victoria del sábado en la noche 109-94, quedó en claro que este conjunto que habita en Biscayne Boulevard todavía es un proyecto inacabado, sobre todo en lo relacionado con el aspecto defensivo y de manejo del balón, porque se perdieron demasiados.

Lo cierto es que Nueva Orleans no ha podido contar con hombres importantes como el fenómeno Zion Williamson, Lonzo Ball, JJ Redick y Jalihl Okafor, entre otros que se encuentran en diversos puntos de recuperación de lesiones. Con ellos aquí, quién sabe cómo habría terminado esta historia.

Por quinta ocasión en 12 juegos, Miami superó las 20 pérdidas de balones, lo que abrió la puerta a un potencial descalabro, pero Nueva Orleans no podía con el superior poder de fuego de los locales: cinco hombres terminaron con dobles dígitos, encabezados por los 22 de Kendrick Nunn.

Destaque merecieron también un Jimmy Butler que solo vistió el uniforme minutos antes del inicio del partido por sentirse mal y finalizó con 16 puntos, 13 asistencias, ocho rebotes y tres robos de pelota, mientras que Bam Adebayo apoyaba con 18 cartones y 14 rebotes.

“Lo importante es ayudar al equipo a ganar en cualquier apartado del juego’’, expresó Adebayo. “Jimmy es nuestra pieza principal y hoy lo demostró. Y Nunn es un joven que está igualmente mostrando su valía’’.

Con todos esos números el Heat se mantuvo imbatible en la Arena AmericanAirlines y mejoró su balance a 9-3 para convertirse en el primer equipo que lo hace desde la versión del 2013-14.

Miami comenzó el encuentro como suele hacerlo en este inicio de temporada: con una dedicación tremenda a ambos lados del tabloncillo al punto de terminar con 29 puntos y la amenaza de decidirlo todo desde bien temprano ante los diezmados visitantes.

Nunn y Adebayo llevaban la voz cantante de la ofensiva y mantenían a raya a los Pelícanos, el primero con su disparos certeros y el segundo con su juego total en la defensa del aro y el aporte al ataque. Nueva Orleans parecía listo a consumar el desplome.

Pero cuando comenzó el segundo parcial algo cambió en la rotación contraria. Primero redujeron la desventaja a un solo punto y luego, pese al acoso de Miami, mantuvieron la pulseada hasta el final de ese período, impidiendo que se desmoronase la esperanza.

Después de todo, los Pelícanos se han acostumbrado a combatir sin sus mejores hombres, a darle espacios a los jóvenes de la banca y lidiar con la adversidad la mayoría de las veces, hasta que se reincorporen los lesionados. No se iban a dejar ganar así como así.

De hecho, una combinación de pérdidas de balones, faltas personales y la actitud de venir hacia adelante costase lo que costase les permitió a los visitantes empatar el choque 61-61 a mediados del tercer parcial, lo que obligó al coach Erik Spoelstra a pedir una pausa y regrupar sus fuerzas.

Solo cuando faltaban tres minutos para el cierre del parcial, el Heat comenzó a reaccionar y anotó nueve puntos consecutivos para lograr una separación importante frente a Nueva Orleans, especialmente gracias al esfuerzo del novato Chris Silva.

El Heat cerró con una corrida de 17-4 y una ventaja de 14 puntos (78-65), pero eso no significó el fin de los intentos de rebelión por parte de los Pelícanos, que finalmente cayeron vencidos.

Fuente El Nuevo Herald