Investigadores encienden la alarma ante el exceso de autoridad parte de las madres, y no de los padres, hacia sus hijos.
La maternidad ejercida con autoritarismo podría incidir en aspectos negativos del perfeccionismo y, en consecuencia, aumentar el riesgo en los hijos a padecer problemas relacionados con el consumo de alcohol. Esa es la conclusión de un estudio publicado en Addictive Behavior Reports.
Sus autores, Julie Patock-Peckham y W. Corbin, aplicaron una encuesta a 419 estudiantes universitarios y descubrieron una vinculación entre su crianza, los síntomas depresivos y los problemas de alcoholismo.
En sus hallazgos, observaron que los participantes que indicaron un modelo de maternidad autoritaria reflejaron una tendencia a mostrar altos niveles de discrepancia (faceta negativa del perfeccionismo) y esta, a su vez, mantenía una relación con síntomas propios de la depresión.
El aumento de estos síntomas, se asoció además a motivos de automedicación para beber, lo que llevó a un incremento en el consumo de alcohol.
Una maternidad inflexible
“Hay formas adaptativas de perfeccionismo, como estándares más altos y una necesidad de orden, y hay formas desadaptativas de perfeccionismo, como la discrepancia: la distancia entre el ser ideal y el ser real”, explicó Patock-Peckham.
La profesora asistente de investigación en la Universidad Estatal de Arizona y directora del Social Addictions Impulse Lab informó que su estudio también descubrió que, en el caso de la paternidad autoritaria, el efecto podría ser totalmente contrario.
En este sentido, la investigadora explicó a PsyPost que “los padres autoritarios, en realidad, promueven altos estándares en su descendencia, que es un vínculo protector contra la depresión y el uso de alcohol para automedicarse”.
Por ello, sugieren que la forma en que padres y madres utilizan su poder para exigir obediencia y someter a sus hijos tiene efectos diferentes en cada rol.
Fuente: fayerwayer.com