Morir es malo; morir es algo que no queremos. Sin embargo, es algo que nos pasará a todos en algún momento.
Pero esta es la cosa: si nos quedamos viendo demasiado tiempo la dura realidad de nuestra propia muerte, podríamos caer en un estado de angustia existencial permanente y colapsar.
Entremos a nuestro cerebro.
Investigadores de la Universidad Bar Ilan en Israel y el Centro de Investigación de Neurociencia de Lyon descubrieron que tan pronto como nos percatamos de nuestra propia existencia y del hecho de que algún día moriremos, nuestro cerebro encuentra formas de protegernos para que no nos quedemos ateridos ante nuestro fatal destino.
En pocas palabras, nuestro cerebro hace un buen trabajo convenciéndonos de que la muerte es algo que solo le pasa a otras personas.
«El cerebro no acepta que la muerte tiene algo que ver con nosotros», explicó Yair Dor-Ziderman, uno de los autores del estudio, en entrevista con el diario británico The Guardian. «Tenemos este mecanismo primigenio que media cuando el cerebro recibe información que nos vincula con la muerte para decirnos que no es confiable, así que no debemos creerlo».
En estos días, con la amenaza del cambio climático y una posible guerra nuclear, al parecer los seres humanos pasamos demasiado tiempo pensando en el inicio del olvido. Pero nuestros cerebros nos protegen para no empeorar las cosas.
Para probar esto, los investigadores estudiaron cómo los cerebros de los participantes reaccionaban a fotografías de ellos mismos y de extraños. El 50 por ciento de las veces, dichas fotos iban acompañadas de palabras como «funeral» o «entierro». Básicamente, los investigadores descubrieron que el sistema predictivo del cerebro se apagaba al asociar la imagen propia con palabras relacionadas con la muerte.
«Esto sugiere que nos escudamos nosotros mismos de amenazas existenciales o de pensar conscientemente sobre la idea de que vamos a morir», explicó Avi Goldstein, otro autor de la investigación.
Todos vamos a morir. Nuestra parte racional del cerebro lo entiende, pero de alguna maanera encuentra la forma de protegernos de esta cruda realidad.
Gracias, cerebro.
Fuente: cnet.com