El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han acordado una estrategia para congelar el tráfico de armas, que se pondrá en marcha a partir de la próxima semana, comunicó este sábado el ministro de Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard, ante periodistas.
«Le dijo el presidente: más o menos el 80 % de las armas que vimos provienen de EE.UU.», relató Ebrard, quien señaló que para detener por completo el ingreso ilegal de armas a México desde EE.UU. se usarán las tecnologías de los dos países. Agregó que además el Gobierno mexicano usará la misma tecnología para impedir el tráfico de drogas a EE.UU.
«Tuvimos una respuesta muy positiva y de hecho la misma tecnología tendremos que usar para que la droga no pase de México a EE.UU., o sea lo que ya hacemos, pero reforzarlo», declaró.
Culiacán
Según Ebrard, durante la llamada telefónica entre los mandatarios, López Obrador le dijo a Trump que las armas del cártel de Sinaloa son estadounidenses, recoge Milenio. «Las armas que vimos en Culiacán, y que son verdaderamente impresionantes, son armas de calibre 50 que pueden fácilmente atravesar cualquier blindaje, incluso a distancias largas, y es eso a lo que nos enfrentábamos», afirmó el ministro de Exteriores.
Con respecto a los hechos en Culiacán, donde las fuerzas gubernamentales detuvieron al hijo de ‘El Chapo’, Ovidio Guzmán López y luego lo liberaron para «salvaguardar la integridad y tranquilidad de la sociedad culiacanense», durante la conversación telefónica Trump expresó su solidaridad con la decisión de las autoridades mexicanas.
Agradezco, sobre todo, su respeto a nuestras decisiones, a nuestra soberanía, así como nosotros no nos metemos en asuntos de otras naciones», afirmó López Obrador, quien respaldó la decisión de liberar al hijo de ‘El Chapo’, durante su visita a Nochixtlán, en Oaxaca.
«El comandante supremo de las fuerzas armadas, el presidente, nunca va a dar la orden de reprimir al pueblo porque no vamos a enfrentar hermanos con hermanos«, detalló.
La decisión del gabinete de seguridad mexicano de liberar a Ovidio Guzmán, que contó con el visto bueno del presidente, ha sido ampliamente cuestionada tanto por la prensa local como por los propios ciudadanos, muchos de los cuales acusaron al Gobierno de doblegarse ante los cárteles. Algunos usuarios de redes calificaron al país como un ejemplo de «Estado fallido».