Funcionarios federales de salud advirtieron el jueves a los médicos que no deben retirar bruscamente las recetas de opioides a enfermos que padecen dolores crónicos.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos en exhortó a los profesionales a notificar a sus pacientes sobre sus decisiones. La agencia federal publicó en una guía de seis páginas, así como en un editorial en el Journal of the American Medical Association, los pasos que los médicos pueden tomar.
En la década de 1990, la primera ola de crisis de sobredosis comenzó debido a que se recetaron medicamentos de manera descontrolada. Hasta entonces, los opioides se recetaban mayormente a enfermos de cáncer, terminales o con dolor tras operaciones, pero entonces se empezaron a utilizar para tratar dolores crónicos como los de espalda.
Las compañías farmacéuticas promovieron el uso, aun cuando aumentaban las evidencias de adicción y sobredosis al respecto.
Después, las aseguradoras y hospitales malinterpretaron las advertencias sobre opioides de tal manera que afectaron negativamente a algunos pacientes. Cuando sus médicos dejaron de recetarle los opioides, algunos terminaron buscando drogas callejeras como heroína o fentanilo.
En abril, la Administración de Alimentos y Medicamentos añadió una nueva advertencia a la etiqueta de drogas como OxyContin, Vicodin y docenas de pastillas genéricas luego de reportes de suicidio y otros graves daños en pacientes que habían contraído dependencia física de los opioides y que se les dejó de recetar la medicina o se les bajó la dosis rápidamente.
En la nueva guía, funcionarios de salud dicen que la reducción voluntaria, lenta de dosis de opioides puede mejorar la calidad de vida sin agravar el dolor. La reducción gradual puede tomar meses o años.
Funciones El Nuevo Herald