El ambiente en el Hard Rock Stadium contrastaba con el de los primeros dos partidos, con gradas vacías a solo media hora de la patada inicial. Los Dolphins con 0-4, y un impresionante 163-16 en contra, han conseguido lo imposible: desilusionar a sus incondicionales aficionados.
El equipo de Miami no invita a otra cosa, no solo por las derrotas sino por la forma en que estas se producen donde la desidia y los errores son los comunes denominadores, reportó NBCMiami.
Pero en medio de este ambiente se pueden encontrar algunos brotes verdes, los cuales habrá que cuidar muy bien en un proceso de reconstrucción, que más que presente apunta a futuro.
Ahora lo único interesante es descubrir quienes pueden continuar en el equipo la próxima temporada, bien por su calidad, bien por su entrega.
Ahí está Josh Rosen quien pudiera ser el quarterback suplente si por fin se traen del draft al titular y Preston Williams, quien pudiera pelear por un puesto como wide receiver. Una conexión que funciona, pero que aún tiene que mejorar.
Lo curioso es que el equipo no está jugando a perder sino que lo que tiene no le alcanza. Falta talento, falta experiencia, faltan fuerzas y sobre todo faltan ganas y eso es lo peor.
Los Dolphins tenía varios lesionados también y su lista incluía a los wide receivers Albert Wilson y Allen Hurns, el safety Bobby McCain, el cornerback Jomal Wiltz, el running back Miles Gaskin, el center/guard Keaton Sutherland y el guard/tackle Jesse Davis.
El entrenador de los Dolphins Brian Flores no quiere ni escuchar el término “tank” (dejarse ganar para terminar último y ser el primer a la hora de escoger en el draft) pero los hechos son otros y por lo que se ha visto va a ser muy difícil que se lo quiten
Fuente Miami Diario