El presidente Donald Trump no ocultó este miércoles su frustración por lo que llama la “guerra interminable” en Afganistán, donde Al Qaeda concibió los ataques del 9/11, durante su participación en su tercera conmemoración de los ataques terroristas de 2001 en EEUU.
En una proclama en la que declaró el “Día del Patriota”, Trump dijo que “una bella mañana de septiembre fue alterada por incredulidad total, dolor inenarrable y sufrimiento profundo». Sin embargo, apuntó, que «la fuerza, el valor y la compasión de Estados Unidos nunca flaquearon”.
Con la bandera de la Casa Blanca a media asta, Trump participó de un minuto de silencio en el jardín sur acompañado por la primera dama Melania Trump y decenas de funcionarios del poder ejecutivo. Posteriormente se dirigía al Pentágono.
Los legisladores observaron un minuto de silencio en el Congreso. El vicepresidente Mike Pence se dirigía a una ceremonia en Shanksville, Pennsylvania, donde pronunciará un discurso.
Los estadounidenses conmemoran el 11 de septiembre con ceremonias, voluntariado, exhortos a «nunca olvidar» y llamados de atención al creciente número de socorristas que han muerto o enfermado tras los ataques terroristas.
Muchos familiares de víctimas llegaron a la Zona Cero el miércoles, y donde el presidente Donald Trump ofreció un discurso en el que no ocultó su frustración por lo que llama la “guerra interminable” en Afganistán, donde Al Qaeda concibió los ataques de 2001.
La conmemoración de los ataques terroristas del 11 de septiembre, al cumplirse 18 años comenzó en la Zona Cero con un minuto de silencio y el tañido de campanas.
En presencia de familiares de las víctimas y dignatarios en la plaza conmemorativa en el Centro de Comercio Mundial en Nueva York, la ceremonia comenzó precisamente a las 8.46, la hora en que un avión secuestrado se estrelló contra la torre norte del Centro de Comercio Mundial el 11 de septiembre de 2011.
Los familiares de las víctimas iniciaron la lectura de los nombres de casi 3.000 personas que murieron cuando cuatro aviones secuestrados se estrellaron contra las Torres Gemelas, el Pentágono y un campo en Pennsylvania.
18 años de los ataques
Dieciocho años después de los ataques terroristas más mortales en territorio estadounidense, la nación sigue tratando de reponerse. Las secuelas de los atentados pueden notarse desde las inspecciones de seguridad en los aeropuertos hasta Afganistán, donde la invasión después del 11-S se ha tornado en la guerra más larga de Estados Unidos. Las negociaciones de paz entre Estados Unidos y el Talibán colapsaron en los últimos días.
«La gente dice, ‘¿Por qué vienes aquí, año tras año?'», dijo Chundera Epps, hermana de Christopher Epps, víctima del 11 de septiembre, el año pasado en una ceremonia en el Centro de Comercio Mundial. «Porque todavía siguen muriendo soldados por nuestra libertad. Hay socorristas que siguen muriendo y enfermándose».
«No podemos olvidar. La vida no nos permitirá olvidar», dijo.
Las ceremonias se enfocan en la conmemoración de las cerca de 3.000 personas que murieron cuando aviones secuestrados chocaron contra las Torres Gemelas, el Pentágono y un campo cerca de Shanksville el 11 de septiembre del 2001. Todos los nombres de esas víctimas son leídas en voz alta en una ceremonia en la Zona Cero, donde la hora exacta en que los aviones chocaron y las torres se desplomaron se recuerdan con momentos de silencio y toques de campanas.
Pero en los últimos años ha habido una creciente concientización sobre el sufrimiento de otro grupo de personas relacionada a la tragedia: los bomberos, policías y otros socorristas que murieron o se enfermaron tras estar expuestos a los escombros y toxinas en el aire de la zona.
Aunque continúa investigándose si esas enfermedades están ligadas a las toxinas del 11-S, un fondo de compensación para personas con problemas de salud potencialmente relacionados a los atentados ha entregado más de 5.500 millones de dólares hasta ahora. Más de 51.000 personas han solicitado compensación.