Las pantallas con leds de móviles, televisores y otros aparatos emiten luz azul, que tiene una longitud de onda entre los 380 y los 475 nanómetros. Exponerse en exceso a ella puede perjudicar al organismo. Algunos de estos efectos se han probado, otros generan controversia y requieren de más investigaciones para confirmarse. Estos son cuatro de los más debatidos:
¿Favorece la obesidad?
Un estudio de la Universidad del Noroeste (EE. UU.) demostró que a los quince minutos de exposición ininterrumpida a esta luz azul se incrementa el apetito, y que tal efecto dura dos horas. De noche, esta onda electromagnética puede alterar el reloj interno y con ello el metabolismo, un desarreglo que eleva el riesgo de engordar. Otros estudios señalan que exponerse en exceso a luz brillante tras el ocaso aumenta los niveles de glucosa, lo que se traduce en un incremento de la grasa corporal y en ganancia de peso.
¿Causa insomnio?
Se ha probado que la exposición nocturna al brillo azul favorece el desvelo en muchas personas. Ponerse ante estas pantallas dos horas antes de irse a la cama mengua los niveles de la melatonina –la hormona que regula el sueño– en un 22 %.
¿Daña la vista?
Aquí no hay consenso científico, aunque algunas investigaciones relacionan una sobredosis continuada de luz azul con la formación de sustancias tóxicas que dañarían a las células fotorreceptoras de la retina, lo que podría causar degeneración macular.
¿Se relaciona con el cáncer?
Un estudio dirigido por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) asocia el abuso de la luz azul durante la noche con un mayor riesgo de padecer cáncer de mama y de próstata. En este campo aún hay pocas investigaciones.
Fuente: muyinteresante.es