Mientras se prepara para la llegada del huracán Dorian, Colin Johnson, residente de Vero Beach, clava a martillazos paneles de madera en las ventanas de la casa de su padre. Además de la preocupación por la tormenta, tiene una amargura adicional en sus espaldas.
Después que el sol se esconde detrás de una nube pasajera, Johnson cuenta que perdió de forma inesperada a su padre, Larry, de 84 años, este jueves. Johnson, de 51 años, dijo que había planeado asegurar las ventanas de la casa con su padre. Lo encontró muerto cuando llegó a la casa. El anciano padecía del corazón.
“La familia está de luto”, dijo Shelley Johnson, hermana de Colin. “Y encima de todo, tenemos que luchar contra este huracán”.
La familia Johnson se alistaba para enfrentar juntos la tormenta en el rancho de color amarillo pálido cerca de una milla al oeste de la carretera U.S. 1, no lejos de la Costa Atlántica de la Florida. Sin embargo, ahora preparan la vivienda para el huracán Dorian y empacan para conducir su casa rodante hasta Corry, Pennsylvania, donde Larry vivió durante muchos años, y donde planean llevar a cabo los servicios funerarios.
“Estamos nerviosos”, dijo Tracy Johnson, esposa de Colin. Los ojos de Tracy se llenan de lágrimas mientras mira cómo su esposo clava una madera en una ventana. Poco después, se seca el llanto, y habla de llevarse con ellos sus tres gatos y tres perros. Piensa dejar en la casa a sus cinco gallinas, ya que un amable vecino se ofreció para cuidarlas y tenerlas en su casa.
Colin Johnson, vestido con shorts de mezclilla, zapatillas deportivas blancas y una camiseta empapada en sudor y agua, para de perforar los paneles y de clavar para reflexionar. Su padre murió poco más de un año después de la muerte de su madre, Shirley. Tuvo que cancelar las órdenes diarias de comidas de su restaurante, Chronic Tacos, y cree que estará cerrado varios días. Según el pronóstico de los meteorólogos sobre el trayecto de Dorian continúa siendo una amenaza para Vero Beach.
A pesar de todo, Colin dice que se las ha arreglado para encontrar algo de paz.
“Me siento un poco más tranquilo de que nos vamos de aquí”, dijo. “No sabemos qué poderosa y destructora podría ser la tormenta cuando toque tierra”.
Mientras sacaba un panel del garaje, la cara de Johnson se desencaja por un breve momento, las comisuras de la boca se le caen debajo del bigote, en tanto trata de controlar su emoción.
Y entonces llegó la lluvia.
Fuente:ELNuevoHerald