La marca estadounidense de ropa interior Hanes pusó sobre la mesa una de las más grandes discusiones en torno a la diversidad física de los modelos que aparecen en los medios masivos de publicidad: ¿Deben también los hombres, al igual que las mujeres, ajustarse a un patrón de biotipo perfecto para vender?
Es usual que en los últimos años exista un movimiento social impulsado por mujeres de diferentes colectivos feministas que proponen erradicar los estereotipos de cuerpos esbeltos de la publicidad en todo el mundo, como ocurrió recientemente con la marca de lencería Victoria’s Secret que cambió sus directivas para ofrecer ropas de talla grande en sus vitrinas. ¿Pero qué pasa con la vereda de enfrente?
La peculiar campaña de moda “Every Body” de la firma norteamericana de ropa interior Hanes presentó una serie de spots de entre 15 y 30 segundos de duración en los que puede apreciarse a hombres de diversas condiciones físicas que disfrutan luciendo su cuerpo sin miedo a ser juzgados o rechazados abiertamente por la sociedad.
A través de un musical, el objetivo del proyecto diseñado por The Martin Agency es afianzar la comodidad con que los varones puedan verse en el espejo sin esta habitual ansiedad corporal impulsada por una cultura cargada de paneles con abdominales y pectorales esculpidos en el gimnasio.
“Cada cuerpo presentado en nuestro spot, les recuerda a los hombres que sentirse cómodos consigo mismos también los hará sentirse seguros”, menciona Sidney Falken, director de marca de HanesBrands, quien además precisa que “la sociedad continúa perpetuando expectativas poco realistas que impactan en cómo todos nosotros, incluidos los hombres, nos sentimos acerca de cómo nos vemos”.
“Si te sientes lo suficientemente seguro como para cantar en ropa interior en lugares al azar, debes sentirte realmente cómodo contigo mismo”, sentenció por su parte John Szalay, director creativo asociado de The Martin Agency. ¿Y usted, se uniría a esta campaña para erradicar los estereotipos de cuerpos perfectos en la publicidad masculina?
Fuente: La Républica