«Solo vas a sentir un ligero dolor entre el pulgar y el índice», es lo que usualmente dice el encargado de la activación de los implantes o microchips alojado en la mano de los empleados de Epicenter en Estocolmo, Suecia.
Uno de los servicios de la industria, es la incorporación de un implante que no supera el tamaño de un grano de arroz, pero que posee la capacidad de funcionar como un tarjeta electrónica, abrir puertas, activar impresoras o acceder a productos con tan solo mover la mano hacia un lector o sensor, según New York Post.
«El mayor beneficio que veo es conveniencia, (…) Básicamente reemplazar muchas cosas que tienes, otros dispositivos de comunicaciones, ya sean tarjetas de crédito o llaves», manifestó Patrick Mesterton, cofundador y director ejecutivo de Epicenter moviendo su mano para abrir una de las puertas de la empresa.
Por supuesto, poner cosas en el cuerpo es un paso grande, y lo fue incluso para mí al inicio, agregó.
Los chips no traen complicaciones al nivel biológico, pero puede guarda registro de los movimientos y transacciones. Su mayor atractivo reside en que no puede ser extraviado con facilidad dado que está dentro del cuerpo.
Se caracteriza por ser un dispositivo de tecnología Near Field Communication (NFC, comunicación de campo cercano), similar a la utilizada en los pagos sin contacto que se ven con las tarjetas de crédito o celulares.
El uso es muy sencillo, consta de acercar a céntimetros el chip hacia los lectores para que fluyan los datos o la frecuencia emanada de la mano y pueda acceder a los servicios.
Pero disponen de un factor un tanto negativo para algunos consumidores, los microchips son «pasivos», es decir que no pueden leer información en otros aparatos pero si pueden ser leídos por otros dispositivos.
Actualmente, Epicenter cuenta con aproximadamente 150 empleados con los chips de los 2.000 que dispone su nómina. Sin embargo, no es la única, en Bélgica también ofrecen el servicio.
Fuente: Panorama