El narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán fue condenado el miércoles a cadena perpetua, un final humillante para un jefe criminal conocido por su capacidad para librarse de todo mal mediante el asesinato, el soborno o un túnel.
Un juez federal en Brooklyn pronunció la sentencia cinco meses después de la condena de Guzmán en un épico caso de narcotráfico.
El capo de 62 años, que era protegido en México por un ejército de sicarios y una compleja red de corrupción, fue extraditado a Estados Unidos para su juicio luego de fugarse dos veces de cárceles mexicanas.
Antes de escuchar la sentencia, Guzmán se quejó de las condiciones de su encarcelamiento y dijo al juez que se le negó un juicio justo. Dijo que el juez federal Brian Cogan no investigó exhaustivamente las denuncias de faltas de conducta de los jurados.
Guzmán dijo a través de un intérprete que el caso estaba contaminado, se le negó un juicio justo a los ojos del mundo entero. Añadió que cuando lo extraditaron a Estados Unidos, esperaba tener un juicio justo, pero sucedió exactamente lo contrario.
Se puso la mano sobre el corazón y miró a su familia tras escuchar la sentencia.
La condena de perpetua más 30 años estaba ordenada de antemano. El veredicto de culpabilidad conllevaba una sentencia de perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Además, el juez ordenó el pago de 12.600 millones de dólares de ganancias mal habidas, la suma que ganó la organización criminal con la distribución de cocaína y otras drogas en Estados Unidos.
Las pruebas mostraron que el cártel de Sinaloa, a las órdenes de Guzmán, pasó de contrabando a Estados Unidos enormes cantidades de cocaína y otras drogas durante sus 25 años al mando, según indicó la fiscalía en documentos judiciales resumiendo el juicio. Su “ejército de sicarios”, añadieron, tenía órdenes de secuestrar, torturar y asesinar a cualquiera que se interpusiera en su camino.
La defensa alegó que Guzmán era víctima de un montaje de otros traficantes, que se convirtieron en testigos del gobierno para conseguir sentencias más suaves en sus juicios.
Desde su extradición en 2017, “El Chapo” ha estado generalmente aislado del mundo exterior. Conscientes de su historial de fugas de prisiones mexicanas, las autoridades estadounidenses le han mantenido en aislamiento en una cárcel de Manhattan y vigilado de cerca en sus comparecencias en el tribunal de Brooklyn donde se ha instruido su caso.
Los expertos dicen que “El Chapo” probablemente terminará en la prisión «Supermax» del gobierno federal en Florence, Colorado, conocida como la «Alcatraz de las Rocallosas».
A la mayoría de los reclusos de Supermax se les da un televisor, pero su única vista real del mundo exterior es una ventana de 10 centímetros (4 pulgadas). Tienen una interacción mínima con otras personas y reciben todos sus alimentos en sus celdas.
Aunque el juicio estuvo dominado por la figura de Guzmán como un delincuente casi mítico, armado con una pistola con diamantes engarzados y que se mantenía un paso por delante de las autoridades, el jurado no había oído al propio Guzmán salvo cuando dijo al juez que no declararía.
Sin embargo, las pruebas presentadas durante el proceso apuntan a que su decisión de guardar silencio en el puesto de la defensa va contra su naturaleza: varios testigos dijeron al jurado que le encanta su propia historia de cómo pasó de la pobreza a la riqueza gracias al narcotráfico y siempre estaba interesado en encontrar a un escritor o guionista que la narrara.
También hubo reportes de que quería declarar en su defensa hasta que sus abogados le convencieron de lo contrario, de modo que su vista para sentencia es su última oportunidad de ser el centro de atención.
Diga lo que diga, es probable que encaje con la versión de la defensa de que es el chivo expiatorio de otros capos a los que se les dio mejor sobornar a políticos y fuerzas de seguridad mexicanas para que les protegieran mientras el gobierno estadounidense miraba para otro lado.
La fiscalía describe un imperio que financiaba aviones privados, grandes casas en primera línea de playa y un zoo privado. Y las posibilidades de que el gobierno estadounidense pueda cobrar la indemnización de aproximadamente 12.500 millones de dólares son inexistentes.
El abogado defensor Jeffrey Lichtman afirmó hace poco que el caso del gobierno era “todo parte de un juicio espectáculo”.
Fuente: Diario las Américas