Rio y Eduardo son una pareja de pingüinos del mismo sexo (ambos varones) que habitan en un zoológico de San Francisco en California, Estados Unidos, los cuales han criado tres polluelos y son padres “ejemplares” dentro de la comunidad. Estas aves marinas, no son la principal atracción por ser homosexuales, sino por su sentido paternal, pues cuando los trabajadores del zoológico les dieron el primer huevo para que lo incubasen lo mantuvieron sano y caliente hasta que el pequeño salió del cascarón.
En la isla de estas aves del parque californiano habitan varias decenas de pingüinos de Magallanes –una especie casi amenazada que anida en la Patagonia– y no es raro, según han podido comprobar los responsables del zoo a lo largo de los años, que se formen parejas del mismo sexo.
“(La homosexualidad) es algo natural. Forma parte de quienes son. No es algo que hagan porque estén en el zoo: aquí tienen a muchos pingüinos entre los que elegir y se han elegido el uno al otro“, dijo Solano, quien apuntó que también han tenido parejas gays o lesbianas de flamencos, cisnes, ranas, lagartos y monos.
Lo que hace de Rio y Eduardo una pareja destacada por encima de las demás no es su orientación sexual, sino sus excepcionales capacidades paternales, que hacen de ellos, en palabras de la cuidadora, unos padres “fantásticos e increíbles”, incluso mejores que las parejas formadas por miembros de distinto sexo.
El primer hijo adoptivo de la pareja fue enviado a un zoo de Nueva York, ya que el parque californiano participa en un programa de gestión de la población de estas aves casi amenazadas, decenas de miles de las cuales mueren cada año a causa de la presencia de petróleo y carburantes en el océano.
La buena experiencia con ese primer huevo animó a los responsables del zoo asignarles otro al año siguiente, y esta vez Rio y Eduardo sí pudieron “quedarse” con el polluelo que nació de él.
“Les dimos el huevo, lo incubaron, el polluelo nació y ellos lo adoptaron. Yo no tuve que intervenir en absoluto. A muchos de los pájaros que tenemos aquí, los vigilo muy de cerca y cuando el polluelo o los padres necesitan ayuda, se la proporciono. Ellos no necesitaron ninguna ayuda“, indicó Solano.
Fuente: La patilla.