Colombia implementó plan de «bebé robot» para concientizar a los adolecentes

1006

«Anthony» lloraba tanto en las noches que consiguió que Susana se despertara irritada. La niña de 13 años devolvió feliz a su «bebé robot», la estrategia de un municipio en Colombia para frenar los embarazos adolescentes.

Lo cuidó un fin de semana que le pareció eterno. Los alaridos de su «retoño» también incomodaban a sus papás, con quienes comparte una habitación en Caldas, a media hora de Medellín (noroeste).

«Esta experiencia fue demasiado dura porque ser mamá o papá no es fácil. Es algo, ¡ay no, es horrible, horrible! Además, el bebé no para de llorar y debes estar como siempre al cuidado de él», dice a la AFP Susana Ortegón, de pelo negro y piel canela.

El simulador de bebé, un muñeco de caucho con un software instalado, llegó a sus brazos como parte de un programa de la alcaldía de Caldas dirigido a colegios públicos y privados para limitar los embarazos adolescentes en esta población de 78.000 habitantes.

Imitando una iniciativa utilizada en al menos 89 países, las autoridades lo hicieron parte de su proyecto psicoeducativo que incluye talleres, trabajo familiar y clases de educación sexual.

«Con esta estrategia logramos disminuir incluso el número total de embarazos adolescentes, impactar fuertemente la cifra», asegura el secretario municipal de Salud, Juan Carlos Sánchez.

En 2017, cuando comenzaron con la metodología, registraban 168 embarazos en jóvenes entre 13 y 19 años. El año pasado se redujeron a 141, según Sánchez.

Más de 1.200 menores han recibido los cursos en Caldas, donde cerca del 15% de la población tiene entre 10 y 19 años, agregó.

En Colombia, el 20% de los bebés que nacieron en 2018 fueron de madres entre los 10 y 19 años, según el departamento nacional de estadística.

– Niños papás –

Los simuladores están programados para actuar como un recién nacido. Piden que se les alimente, que se les cambie el pañal y que se les acomode adecuadamente.

Susana recibió un «bebé» de 0 a 2 meses, que requería de sus cuidados aproximadamente cada hora.

«Es como tener un hijo de carne y hueso», afirma Susana, con sueño por el insomnio forzado. «Anoche me desesperé tanto que me puse a llorar».

Al suyo, en principio, lo bautizó «Tony Stark», como el hombre detrás de la máscara de Iron Man, pero después reculó porque se dio cuenta de que el ejercicio era serio. Entonces optó por «Anthony» porque le parecía un nombre «bonito».

Para Miguel Ángel Suárez, otro participante adolescente, la experiencia también requirió sacrificios. El sábado y el domingo se quedó en casa cuidando a «Sofía» mientras sus amigos jugaban fútbol.

«El embarazo no es solo responsabilidad de las mujeres», dice este muchacho de 17 años, segundos antes de que su «bebé» empiece a llorar. «Esto nos deja una lección».

El programa está dirigido a estudiantes de ambos sexos y no es obligatorio, apunta Sánchez.

Las autoridades aseguran que los padres lo han recibido con agrado, pese a que algunos tradicionalmente se han opuesto a las clases de educación sexual por considerar que promueven el sexo.

«Me parece un proyecto muy bueno porque concientiza a los adolescentes de que tener un hijo de tan corta edad, y además sin terminar los estudios, es muy difícil», afirma Viviana Sierra, madre de Susana.

– Controversias –

Tras el experimento, tanto Susana como Miguel Ángel aseguran categóricamente que no quieren ser papás adolescentes.

«No tengo pensado, ni loco, hacerlo a esta edad» sino hasta que tenga un trabajo y pueda darle «una vida digna», sostiene él.

Mientras ella, aunque satisfecha, considera que puede tener un efecto indeseado en algunos: «Es una experiencia muy real, pero también puede haber personas que lo tomen de la manera contraria», como que un bebé real «va a ser como una compañía para ellos».

Según un estudio publicado en la revista científica The Lancet en 2016, las adolescentes que participan en programas así pueden ser más propensas a quedar embarazadas.

Los investigadores dividieron en dos grupos a casi 3.000 niñas de entre 13 y 15 años en Australia, a quienes siguieron hasta los 20 años. A 1.267 les dieron los «bebés robots» y 1.567 recibieron clases tradicionales de salud.

«Comparadas con las niñas del grupo de control, las niñas enroladas en el programa de Crianza Infantil Virtual (‘bebés robots’) tuvieron mayores tasas de embarazos y abortos», reza el reporte.

El secretario Sánchez reconoce que como «estrategia única» los simuladores no son «suficientes». «Pero de la mano con lo otro que estamos utilizando, la intervención, en nuestro caso, ha sido relativamente exitosa y por eso la continuamos».

Según la ONU, América Latina y el Caribe es la región con más embarazos adolescentes en el mundo después de África.

Fuente: Panorama