Dos astronautas se entrenan esta semana en las profundidades del mar frente a la costa de Florida para las «condiciones hostiles» de futuras misiones a la Luna y Marte, y de paso siembran corales para salvar en la Tierra sus amenazados arrecifes.
«Estamos listos para ir a vivir y trabajar en el fondo del océano», escribió este martes en su cuenta de Twitter Samantha Cristoforetti, astronauta italiana de la Agencia Espacial Europea (ESA) que comanda la misión a unos 19 metros bajo la superficie marina, cerca de Cayo Largo.
La nueva edición de la Misión de Operaciones en Ambientes Extremos de la NASA (NEEMO, en inglés) reúne a astronautas y «un equipo de apoyo en tierra» de las agencias espaciales estadounidense y europea, así como expertas medioambientales que trabajarán hasta el próximo 20 de junio en pruebas para viajes de larga duración.
Una de ellas está relacionada con la construcción e instalación de «árboles de coral» en las inmediaciones de la Base de Arrecifes Acuario, reserva submarina que la Universidad Internacional de Florida (FIU) tiene a unos 10 kilómetros de la costa de Cayo Largo.
«En el interior de Acuario, los acuanautas y los astronautas abordarán una serie de experimentos e investigaciones humanas relacionadas con los viajes espaciales de larga duración», manifestó Bill Todd, líder del proyecto NEEMO 23, en un comunicado.
Cristoforetti está acompañada de la candidata a astronauta de la NASA Jessica Watkins y las investigadoras marinas Shirley Pomponi y Csilla Ari D’Agostino, entre otros especialistas en hábitat.
«En muchos sentidos, Acuario funciona como la Estación Espacial, con procedimientos establecidos, roles y líneas de tiempo ajustadas», manifestó Cristoforetti al inicio de la misión.
Durante su misión, las astronautas imitan bajo el mar algunas de las destrezas necesarias para explorar la superficie de otros planetas mientras ayudan a salvar los corales, indicó por su parte la Fundación de Restauración de Coral (CRF, en inglés), organización no gubernamental que participa en NEEMO 23.
«Las travesías diarias del fondo marino, o las actividades extravehiculares en la jerga espacial, están repletas de tecnología y pruebas de concepto de operaciones, así como de complejas ciencias marinas», dijo Todd.
Durante su misión, las astronautas viven y trabajan bajo el agua junto a científicos marinos para entrenarse en vuelos espaciales y otros objetivos relacionados con misiones espaciales, como la Estación Espacial Internacional (EEI) y futuras misiones al espacio profundo a la Luna y Marte.
«No sucede todos los días que llegas a vivir diez días bajo el agua donde tienes esta flora y fauna marina increíblemente rica», manifestó Cristoforetti.
Los «árboles de coral» fueron desarrollados por CRF y ahora son utilizados por los grupos de restauración de coral de todo el mundo para el crecimiento rápido de grandes cantidades de corales.
Se trata de una estructura de PVC (policloruro de vinilo) atada al fondo del mar y con flotadores en la parte superior, a la que se le cuelga hasta un centenar de fragmentos de coral, del tamaño de un dedo, para que se desarrollen.
Los corales crecen y se reproducen sexualmente a través del desove, pero también asexualmente mediante la «fragmentación», cuando, mediante condiciones favorables, una rama se rompe y cae sobre el arrecife, y puede volver a unirse y comenzar a crecer una nueva colonia.
Este segundo proceso es aprovechado por CRF, que ya tiene siete viveros en Florida que albergan hasta once especies de corales.
La siembra de corales en aguas profundas supone otro reto para los ambientalistas, explicó Amelia Moura, directora del programa científico de CRF.
Moura precisó que el ambiente en la base Acuario es «completamente diferente» a los sitios en donde tradicionalmente cultivan corales.
«Es una oportunidad emocionante para comprender mejor cómo diferentes especies de coral y diferentes cepas genéticas dentro de ciertas especies reaccionan a diferentes ambientes, diferentes comunidades de peces y diferentes condiciones de luz», indicó.
Al finalizar NEEMO 23, FIU se hará cargo del nuevo vivero, estudiará los corales jóvenes, observará las tasas de nutrientes y herbívoros y cómo estos cambios están influenciados al ser en las profundidades del mar en la base Acuario.
Fuente: Diario las Américas