Planned Parenthood, la única clínica de Missouri donde es posible abortar, se encuentra en la lucha contra su cierre, pues llevan practicando el aborto de forma legal desde 1973, sin embargo, a menos que se produzca una decisión judicial, sus puertas tendrán que cerrar. Contra esta medida, cientos de personas marcharon en la ciudad de San Luis, para proteger sus derechos al aborto legal.
A menos que se produzca una decisión judicial contraria de última hora, Missouri se convertirá de aquí al sábado en el primer estado estadounidense desde 1973 donde no se puedan practicar abortos, en otro capítulo de la gran ofensiva conservadora contra este derecho aún garantizado por la Corte Suprema.
Con pancartas que rezaban “mi vagina, mi elección” o “proteger los abortos legales”, cientos de personas marcharon este jueves en la ciudad de San Luis para defender la última clínica que practica abortos en ese estado de seis millones habitantes.
Las autoridades locales la acusan de no cooperar con una investigación administrativa abierta luego de que se detectaran “vacíos” y amenazan con no renovar su licencia,que expira el viernes por la noche.
La poderosa organización Planned Parenthood, que administra este centro, presentó un recurso de urgencia para suspender la decisión que calificó de “arbitraria, incoherente e ilegal”.
El juez Michael Stelzel escuchó los argumentos el jueves de mañana y deberá tomar una rápida decisión sobre este tema “sin precedentes”.
“Nunca pensé que volveríamos a esto”, dijo a la AFP Jane Wees Martin, quien protestaba con su hermana para defender “el derecho de las mujeres a elegir lo que hacen con sus cuerpos”.
A sus 70 años, recuerda muy bien “el aterrador período anterior a Roe vs Wade”, nombre de la emblemática sentencia de la Corte Suprema que, en 1973, legalizó el aborto en todo Estados Unidos.
En la multitud, Neha Hanumanthiah, una estudiante de 19 años, también se mostró sorprendida. “No me di cuenta de lo conservador que es mi estado”, dijo, denunciando una “guerra contra las mujeres”.
Más allá del destino de la clínica de Planned Parenthood, todos los manifestantes están en contra de una ley aprobada la semana pasada por Missouri, que prohíbe a las mujeres abortar después de la octava semana de embarazo.
Al igual que otras medidas restrictivas promulgadas recientemente en otros estados conservadores (Alabama, Georgia, Mississippi, Louisiana, por ejemplo), es probable que la ley se invalide antes de que entre en vigencia.
Esto se debe a que está en contradicción flagrante con la jurisprudencia de la Corte Suprema estadounidense, que permite a las mujeres interrumpir sus embarazos mientras el feto no sea aún viable (alrededor de las 24 semanas).
Pero el objetivo de los promotores de estas leyes es otro: obligar a la alta corte a replantear el tema. Esperan lograrlo tras la llegada de dos jueces nombrados por Donald Trump, que han dejado a los magistrados progresistas en minoría (cuatro contra cinco).
Mientras tanto, Missouri “sigue cambiando las reglas” para obligar a las clínicas de aborto a abandonar sus actividades, le dijo al juez el abogado de Planned Parenthood, Jamie Boyer.
Este estado en el centro del país tenía cinco clínicas hace diez años. La penúltima se cerró en 2018, cuando las autoridades obligaron a los médicos que ejercían la interrupción voluntaria del embarazo a afiliarse a un hospital local.
Esta vez, las autoridades sanitarias están exigiendo que todos los médicos que hayan realizado un aborto el año pasado en la clínica de San Luis sean interrogados sobre los problemas detectados durante una inspección de rutina.
Algunos se niegan a cumplir “por temor a ser criminalizados” sin saber exactamente qué se les reprocha, explicó Boyer en la audiencia.
“Planned Parenthood está alentando a los médicos a no cooperar”, retrucó el abogado de Missouri John Sauer.
El día anterior, el gobernador republicano Mike Parson acusó a la poderosa asociación de “violar a sabiendas las leyes estatales en numerosas ocasiones”.
Unos días antes, había acogido con satisfacción el hecho de que Missouri había “alcanzado el nivel histórico más bajo de abortos, pasando de 20.000 a 3.000 por año”.
“Es bautista y quiere imponer su religión en Missouri”, dijo una de las manifestantes, Sara Sullivan.
Instalada desde hace dos años en este estado, lo compara con California, donde creció: “El acceso al aborto es mucho más abierto”, dice, refiriéndose a los más de 150 centros de salud que practican abortos en este estado progresista del oeste.
Además de Missouri, cinco estados tienen una sola clínica donde es posible abortar.
Frente de la clínica en San Luis, como todos los días, los opositores al derecho al aborto ofrecieron el jueves a los pacientes “recursos” para alentarlos a continuar con su embarazo.
“Estas personas están acosando a los pacientes”, señaló Nicki Island, de 37 años, quien, por el contrario, expresó su apoyo con un afiche hecho por ella: un dibujo de una percha, un símbolo de los abortos clandestinos del pasado, marcado con las palabras “no daremos marcha atrás”.
Fuente: Noticias 24.