John Walker Lindh, libre tras pagar condena por terrorismo

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El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se mostró preocupado por la liberación de John Walker Lindh, el “talibán estadounidense”.  Lindh, fue capturado por tropas estadounidenses junto a un grupo de combatientes talibanes durante la invasión a Afganistán en los meses posteriores a los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, además había sido acusado de conspiración para matar a ciudadanos de EE.UU y de colaboración con Osama Bin Laden.

El exconvicto, salió de la cárcel después de cumplir 17 de los 20 años a los que fue condenado.

El hombre de 38 años abandonó la prisión federal de alta seguridad de Terre Haute, en el estado de Indiana.

El exconvicto se instalará en Virginia bajo una estricta libertad condicional que le prohíbe contactar con otros islamistas y consultar contenidos extremistas, dijo su abogado Bill Cummings. Tampoco podrá viajar al extranjero sin autorización, a pesar de haber obtenido la nacionalidad irlandesa en 2013.

“Vamos a vigilarlo de cerca”, afirmó Trump, que lamentó que ningún recurso jurídico haya podido retrasar el final de su detención. “Si hubiera habido alguna forma de impedir esto, lo habría hecho en dos segundos”, dijo.

“Lo que más me preocupa es que tenemos a un hombre que no ha renunciado a la apología del terrorismo y tenemos que dejarlo salir”, lamentó el mandatario republicano.

Esa liberación es “inexplicable”, afirmó por su parte el secretario de Estado y exjefe de la CIA, Mike Pompeo. “Según tengo entendido, sigue amenazando a Estados Unidos y sigue creyendo en la yihad que llevó a cabo”, dijo.

Lindh fue conocido como “Detenido 001” durante la guerra contra el terrorismo emprendida por Washington. Su liberación reaviva los recuerdos de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York, tras los cuales él se convirtió para muchos en una de las caras de la amenaza yihadista en el país.

Pero subraya además el hecho de que, casi dos décadas después, Estados Unidos continúa la batalla contra los talibanes sin que se vislumbre un final.

Su familia, que vive cerca de San Francisco, California, no ha hecho comentarios y no ha podido ser contactada inmediatamente este jueves.

El detenido logró reducir tres años su pena original de 20 por buen comportamiento.

Hijo de una pareja de clase media que vivía en el norte de San Francisco, Lindh se convirtió al islam a los 16 años y viajó en 1998 a Yemen a estudiar árabe.

Después de regresar a casa durante meses, volvió a Yemen en 2000 y luego a Pakistán para seguir estudiando en una escuela religiosa.

Cuatro meses antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, se unió a los talibanes en Afganistán para, según él, luchar contra la Alianza del Norte.

Después de que Estados Unidos interviniera en Afganistán tras los ataques en Nueva York, Lindh fue uno de los cientos de combatientes capturados en noviembre por las fuerzas de la Alianza del Norte.

Le reveló entonces su identidad estadounidense a dos agentes de la CIA. Uno de ellos, Johnny Micheal Spann, murió en una revuelta de prisioneros horas después de haber interrogado a Lindh, lo que lo convirtió en el primer estadounidense asesinado en el conflicto tras el 11 de septiembre en Afganistán.

Ya en Estados Unidos, Lindh fue acusado de múltiples cargos de terrorismo y conspiración para matar estadounidenses. Políticos y generales pidieron la pena de muerte para él.

Durante su juicio admitió haber cometido “un error” al unirse a los combatientes islamistas y condenó el terrorismo.

Pero, según la mayoría de las versiones, Lindh se aferró firmemente al Islam durante su encarcelamiento.

Pasó años con unos pocos prisioneros musulmanes en la Unidad de Gestión de Comunicaciones de la prisión de Terre Haute, donde sus contactos con personas y medios externos eran estrictamente controlados.

En un informe interno de 2017 del Centro Nacional de Contraterrorismo de Estados Unidos, obtenidos por el sitio web de Foreign Policy, se afirmaba que Lindh “continuó abogando por la yihad global y escribiendo y traduciendo textos extremistas violentos”.

La acusación no fue respaldada por evidencia pública y los documentos judiciales nunca retrataron a Lindh como un partidario de la “yihad global”.

Pero Alexander Meleagrou-Hitchens, investigador en el Centro para el Extremismo de la Universidad George Washington, asegura que en prisión, Lindh se acercó a Ahmad Musa Jibril, un árabe-estadounidense que desde su liberación en 2012 continúa predicando una versión extremadamente conservadora del Islam, popular entre los yihadistas.

Fuente: Noticias 24.