Un exempleado del banco Wells Fargo acusado por la Fiscalía de lavado de dinero se declaró culpable el pasado jueves tras aceptar que transfirió a México dinero que iba a dar al Cártel de Sinaloa.
Luis Fernando Figueroa, originario de Tijuana (México), aceptó ante una corte federal en San Diego (California) que formó parte de una organización que lavaba y transfería dinero de Estados Unidos a México, entre otras vías por medio de cuentas que él abrió como banquero personal en la entidad bancaria Wells Fargo.
Según la Fiscalía del Distrito Sur de California, entre los años 2014 y 2018 por medio de esta operación se lavaron unos 19,6 millones de dólares procedentes de la venta de drogas del Cártel de Sinaloa.
En noviembre de 2018, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) detuvo a Figueroa en un operativo que desmanteló la organización que operaba entre Tijuana (México) y San Diego (California), y que hasta la fecha ha dado como resultado el arresto de ocho personas, seis de las cuales se han declarado culpables.
Según la acusación de la Fiscalía, la organización reclutaba a personas que abrían «cuentas bancarias embudo», es decir cuentas utilizadas para depositar dinero en efectivo desde otras sucursales en otros estados y por medio de transferencias de fuera del país.
En su admisión de culpabilidad, Figueroa declaró que tenía conocimiento de que las cuentas bancarias eran utilizadas por «prestanombres» y serían utilizadas para lavar dinero que iba a ser enviado México.
La Fiscalía indica que otros miembros de esta red solían viajar a ciudades estadounidenses como Los Ángeles, Chicago, Boston, Nueva Jersey y Nueva York para recoger miles de dólares en efectivo, producto de la venta de drogas.
El dinero era entregado a intermediarios en residencias privadas o espacios públicos, como tiendas comerciales y estacionamientos, por lo general escondido en bolsas, cajas de zapatos o maletas de mano.
Los intermediarios luego depositaban en cuentas de Wells Fargo y otras entidades bancarias en EEUU cantidades que iban entre 20.000 y 45.000 dólares, que luego se transferían a México para ser enviadas al Cártel de Sinaloa.