Las representantes de los EE. UU. Debbie Wasserman Schultz, Debbie Mucarsel-Powell y Donna Shalala prometieron emprender acciones legales contra la administración de Trump después de que se les negó la entrada el lunes a un centro de detención que alberga a niños migrantes en Homestead, Florida.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos les dijo a los legisladores demócratas la semana pasada que no se les permitiría el acceso al centro de detención federal. A pesar del rechazo, las congresistas del sur de la Florida intentaron ingresar el lunes, citando el rechazo es una violación de una ley firmada por el propio Trump.
“Vamos a tener acceso a esta instalación, según nuestros términos, no a los términos de la [Oficina de Reasentamiento de Refugiados] de ORR“, dijo Wasserman Schultz.
Junto con Shalala y Mucarsel-Powell, Wasserman Schultz dijo a los reporteros fuera de las instalaciones que la nueva ley afirma que los miembros del Congreso “deben tener acceso para supervisar la conducta” y rechazaron la afirmación de la ORR de que las instalaciones requieren un aviso de dos semanas.
“No hay límite de tiempo, no hay limitación en absoluto”, agregó. “Y si no nos dejan entrar, están violando la ley”.
Mucarsel-Powell dijo que la renuncia del secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, era “extremadamente preocupante” porque el gobierno de Trump sentía que Nielsen, “la mujer que estaba supervisando la cruel política de separación familiar” era “demasiado amigable para la población inmigrante“.
Homestead es ahora una de las instalaciones con el mayor número de niños migrantes en los Estados Unidos. Los niños bajo custodia son adolescentes, de 13 a 17 años, que llegaron solos, con la esperanza de unirse a sus familiares.
El intento de realizar el recorrido se produce después de que el HHS anunció que ampliará significativamente la capacidad de camas en el refugio a pesar de las inquietudes persistentes sobre la falta de personal, espacio y otros servicios, según la congresista.
“Negar la entrada para supervisar las condiciones y el cuidado proporcionado a los niños no acompañados en las instalaciones de Homestead no solo sería una violación de la transparencia y la confianza en el cuidado que allí se brinda, sino que violaría la ley“, dijeron Wasserman Schultz, Shalala y Mucarsel- Powell en una declaración conjunta.
Esta es la segunda vez que la instalación amplía su número de camas. El gobierno había anunciado en diciembre que la instalación en Homestead aumentaba de 1,200 a 2,350. La expansión ahora llevará la capacidad de camas a 3,200. La expansión está prevista para finales de abril.
¿Refugios o prisiones?
En junio de 2018, a Wasserman Schultz se le negó inicialmente la entrada a la instalación junto con el ex senador estadounidense Bill Nelson y otros. Eventualmente se les permitió recorrer las instalaciones días más tarde.
“Durante nuestra última visita a Homestead, fuimos testigos de niños que vivían en condiciones reducidas y similares a las de una prisión“, dijo la declaración conjunta. “La idea de obligar a más niños a un centro de detención ya lleno no solo es insegura sino que también es cruel y viola los principios básicos de la decencia humana”.
Un correo electrónico de un asesor del DHS dijo que la expansión se debió a una oleada de migrantes que cruzaban la frontera entre Estados Unidos y México. Los niños que llegan sin padres o tutores legales son puestos bajo la custodia de la agencia.
Los nuevos requisitos federales que exigen verificaciones de antecedentes más estrictas para sus familias desde el verano pasado han reducido la liberación de los niños a sus familiares. La duración promedio de la estadía en Homestead ha aumentado de 25 días en junio a 67 días a partir de diciembre.
Un equipo legal visitó el refugio en febrero para verificar si cumple con un acuerdo de 1997 conocido como el asentamiento de Flores, que regula la forma en que los niños migrantes se encuentran bajo custodia. JJ Mulligan Sepúlveda, un abogado de la Clínica de Leyes de Inmigración en la Universidad de California, Davis, dijo que entrevistaron a niños y describieron algunos casos en los que rompieron a llorar al describir las condiciones de “estilo militar” en las instalaciones donde no pueden abrazarse unos y otros.