Cuando María Pérez lleva a su hija de 10 años a clases de ballet en Miami Beach tiene que caminar lo más rápido posible para evitar a grupos de hombres que acaparan la acera haciendo apuestas, gritando y a veces hasta se enfrascan en peleas que ella teme pueden zanjarse a tiros. Es parte de la euforia que se desata en la ciudad durante las vacaciones del Spring Breach y otros días festivos.
Pérez, un apellido ficticio a petición de la mujer, dijo que el ambiente desenfrenado se suele ver en la famosa Collins Avenue, una zona de mucho turismo, pero también cerca de Lincoln Road, donde además transitan vehículos llenos de pasajeros con chicas colgadas de las ventanas y mujeres que bailan “Twerking”” en las calles.
“Llevo a mi hija a sus clases de ballet todos los días , caminamos unas nueve cuadras y en cuanto salimos del apartamento a eso de las 4 p.m., ubicado en Collins Avenue, nos topamos con un grupo de al menos 15 hombres en la acera, gritando, con fajos de (billetes) de $100 y manipulando tapitas de coca cola sobre un cartón”, estalló este martes a el Nuevo Herald.
Durante su recorrido, Pérez ve la misma situación en otras calles y en la noche, después de las 8:00 p.m., “el ambiente se pone más peligroso” y por ello sugiere a las personas buscar rutas alternativas como Washington Avenue, “que al menos está más iluminada, pero hay pocos polícias, y los que hay ignoran lo que está pasando”.
La escena se ha convertido en algo característico en Miami Beach, para molestia de sus habitantes, durante las vacaciones del Spring Break y Memorial Day cuando desembarcan en la ciudad cientos de miles de jóvenes de todas partes de Estados Unidos.
La situación está tan fuera de control que Pérez y otros vecinos bombardearon al alcalde de Miami Beach Dan Gelber con mensajes por correo electrónico, de texto y con llamadas, para que ponga correctivos a los desmanes y el estallido de las peleas callejeras.
Gelber reconoció en un comunicado, que publicó en su cuenta de Twitter, que la ciudad debe hacer un mejor trabajo para enfrentar esos fines de semana de alto impacto cuando cientos de miles acuden a “nuestro distrito de entretenimiento en South Beach”.
“Lo que vi este fin de semana fue inaceptable (…) recibí tantas llamadas y correos electrónicos de los residentes atrapados en el Causeway tratando de llegar a casa; de la gente que camina por Ocean Drive sintiéndose insegura; y de otros que, como yo, no pueden soportar la imagen que esto proyecta de la ciudad que amamos”, dijo Gelber.